Breve relato de los hechos
Siendo entre las 17 y las 18 hs., se encontraba junto a su ex esposa y sus 6 hijos, Daniel Alejandro, Silvia Patricia, Jorge Raúl, María Lorena, María Julia y Carlos Martín cuando pudo ver como un “grupo o patrulla” de la Fuerza Aérea subía por las escaleras dirigiéndose a su departamento. Recordó que estaban uniformados y armados, que tocaron el timbre y cuando se dispuso a abrir la puerta de inmediato fue golpeado con la culata de un arma y arrojado boca abajo al suelo.
Cuando culminó el mismo lo sacaron de allí y lo arrojaron en la vereda con otras personas por 2 o 3 hs. mientras continuaban realizando otros procedimientos en la unidad habitacional.
Emprendieron rumbo hacia I° Brigada Aérea de El Palomar, por lo que sostuvo que el personal que lo detuvo pertenecía a la misma.
Se retiraron de aquella Brigada e hicieron un recorrido que duró unos 30 o 40 minutos hasta que el vehículo se detuvo. Abrieron un portón o algo similar y tras gritar una contraseña ambos automóviles ingresaron a Mansión Seré.
Precisó que luego de la fuga acaecida los detenidos fueron desnudados, pelados y engrillados para dormir, es decir que les ataban los pies con cadenas para evitar que se fugasen. Les daban comida pero no quería ingerirla aunque sus compañeros le insistían en que lo hiciera, porque “estaba como que quería seguir viviendo o como que no quería vivir más, porque ya no quería más que me torturen o que me peguen no quería sufrir más”.
Su liberación tuvo lugar el 19 de marzo de 1978 siendo aproximadamente las 22:00 hs. Le dijeron “preparate que te vas”, le trajeron comida en un plato grande con ,guiso de arroz, 4 o 5 panes e igual número de manzanas y le exigieron que comiera todo, lo que le resultó extraño dado que no les daban raciones abundantes.
Después de un trayecto de 40 o 45 minutos se detuvieron y le dijeron que contara hasta 100 y cuando ya no oyera el ruido del auto se levantara. Pensó que lo iban a matar. Mientras el vehículo continuaba en movimiento abrieron la puerta y de una patada lo arrojaron cayendo sobre la acera Al llegar a su domicilio la primera persona que se presentó fue Carmen Galarza, quien “no quería que nadie me viera, que nadie hablara conmigo, que ella se iba a encargar de todo, que me iba a llevar al hospital para que me atiendan”.