Breve relato de los hechos

Nicolás fue secuestrado en dos oportunidades. La primera en abril de 1976, cuando el Ejército desplegó un operativo enorme que rodeó la fábrica en donde trabajaba y, luego de requisar los vestuarios y casilleros de los trabajadores, en base a un listado que tenían en mano, los militares lo subieron a un camión junto a Argentino Quintín Cabral, Héctor Tomás Campdepadrós, Jorge Varela, Mariano Arasenpchk y Marcos Alegría, todos ellos trabajadores de SAIAR. De allí, fueron conducidos a la Comisaría Primera de Quilmes, dónde fue interrogado, para luego ser llevado a la Comisaria de Temperley y, pasados 10 días aproximadamente, liberado. De la comisaría fue directo a la fábrica a tomar servicio. Estaba sucio y sin dinero. Al volver a trabajar, notó que ya no lo trataban como antes, ya que constantemente lo controlaban, observaban y le hacían preguntas “tontas”. Ya se sabía que otros compañeros eran torturados y maltratados en sus casas por las noches y, en la fábrica, en ese momento, había tres trabajadores desaparecidos.
Nicolás continuó trabajando en la fábrica en ese contexto de intimidación hasta que en horas de la madrugada del 10 o 20 de junio de ese mismo año fue secuestrado nuevamente pero, esa vez, de su domicilio, una noche cuando se encontraba durmiendo junto a su familia. El grupo que ingresó estaba conformado por militares y una persona que le dio la impresión que era de la Marina. Esas personas, robaron objetos de valor de la vivienda, lo vendaron, lo metieron en un Falcón y lo llevaron hasta un lugar que identificó como el “Pozo de Banfield” en donde fue torturado e interrogado en varias oportunidades. Allí permaneció aproximadamente hasta el 15 de julio de 1976, cuando fue trasladado en auto a la Comisaría de Lanús. Luego estuvo en las unidades penitenciarias de Devoto y la Unidad n° 9 de La Plata hasta que, en 1982, obtuvo “libertad” vigilada y, el 31 de diciembre de 1982, recuperó su libertad plena.