Breve relato de los hechos

La madrugada del 12 de septiembre de 1977 tocaron el timbre en su domicilio y, al contestar por el portero, le dijeron que eran “las fuerzas conjuntas”. Cuando abrió la puerta un grupo de alrededor de 15 personas armadas ingresaron a su vivienda y luego de revisar todo le dijeron que debía irse con ellos. A su esposa, que estaba presente, le indicaron que sólo se lo llevarían para que firmara una declaración y que volvía. Rodolfo se vistió y salió de su casa. Al salir le colocaron una bolsa de arpillera en la cabeza, lo esposaron y lo subieron a una camioneta en la que lo pusieron en el piso. En esas condiciones, Rodolfo fue conducido hasta un lugar en el que al llegar sintió que se abrió un portón, lo hicieron descender y lo llevaron a una sala de torturas: se trataba del “Pozo de Quilmes”. Allí lo hicieron desnudarse, acostarse sobre una tabla, le sujetaron sus brazos y piernas y le aplicaron corriente eléctrica con picana mientras lo interrogaban. Luego lo pusieron en una celda en la que estuvo durante seis días sin recibir alimentos ni agua. En esa celda estaban Benjamín y Luis Taub, Israel y Eduardo Kimlat, a quienes conocía, y una persona que conoció en ese lugar, Valentín Surpin. Tras permanecer alrededor de una semana en el Pozo de Quilmes, Rodolfo fue conducido junto a los Taub, los Kimlat y Surpin al “Pozo de Banfield”. Allí pasó los días solo en un calabozo. Después lo llevaron al “Infierno” de Lanús a donde estuvo alrededor de 4 días y lo regresaron, nuevamente, al “Pozo de Banfield”, en donde permaneció hasta fines de noviembre de 1977, cuando lo volvieron a sacar junto con los Taub y los Kimlat y los llevaron al “COT I Martínez”. En este último centro fue torturado de tal manera que incluso perdió dientes y tuvo una infección en los talones y en el ombligo. A finales diciembre, Rodolfo fue llevado nuevamente al “Pozo de Banfield” y, en febrero de 1978, fue conducido a la cárcel de Devoto quedando a partir de ese momento a disposición del Consejo de Guerra Estable nro. 1.
Finalmente, el 4 de junio de 1980, Rodolfo recuperó su libertad. En libertad supo por su esposa que a los cuatro días de su secuestro volvieron a su casa y se robaron las alhajas y dinero que tenían en su casa y en una caja de seguridad, al igual que hicieron en otros casos.