Breve relato de los hechos

El día 25 de noviembre de 1976, en horas de la mañana, Gladys Evarista Cuervo fue privada de su libertad (secuestrada) en el Policlinico Nacional, Profesor Alejandro Posadas, Haedo, Provincia de Buenos Aires.
Gladis Evarista Cuervo, enfermera de Traumatología, fue secuestrada el día 25 de noviembre de 1976, en horas de la mañana y trasladada al centro clandestino de detención que funcionada en el chalet de ese nosocomio donde fue sometida a tormentos, permaneciendo, aproximadamente catorce días, para luego ser trasladada a una construcción precaria ubicada dentro de la Primer Brigada Aérea de El Palomar, desde donde fue liberada el 22 de enero de 1977, por lo que permaneció privada ilegalmente de la libertad por un lapso total de 58 días.
Mientras desarrollaba sus tareas inherentes a su labor de enfermera, alrededor de las diez de la mañana fue llamada desde la dirección del hospital.
Luego de ello no volvió a su puesto de trabajo. Este hecho quedó registrado en el Libro de Novedades de Enfermería n° 13, página 69, de ese día, donde Lidia Hajewsky asentó “Se llevaron detenida a Gladys Cuervo”..
La propia víctima en el debate, señaló que ese día 25 de noviembre “…la llamaron de la dirección y cuando llegó al pasillo, estaba Villalba que era personal de portería y le dijo que podía pasar. Que se acercó a la puerta de dirección y la tomaron de atrás, le ataron las manos, la tabicaron, la amordazaron y la arrastraron a otra oficina donde la tiraron sobre el escritorio…” Allí fue vejada por Copteleza, quien le apretó los pezones y le tiró los pelos del pubis.
Que luego de varias horas la subieron a una camioneta, dieron varias vueltas, luego de lo cual arribaron a un lugar, que después supo era “el chalet” donde la subieron cargada al hombro por una escalera, la desnudaron, la tiraron sobre una cama elástica y mientras la interrogaban preguntándole por gente del hospital, por montoneros, por Galimberti y Vaca Narvaja, la picanearon.
Relató que las torturas ocurrían cotidianamente, con la radio a todo volumen. Le aplicaron picana, dos o tres veces la sumergieron en una bañera con agua aplicándole el método “submarino”, siempre haciéndole el mismo tipo de preguntas.
Mientras estuvo en el chalet permaneció en un placard tipo closet atada de pies y manos a la espalda, en una posición que ellos denominaban “avión”.