Breve relato de los hechos
Ha quedado acreditado que Néstor Daniel Bambozzi, quien al momento de los hechos tenía 19 años y cursaba estudios en la E.N.E.T. N° 1 de Bahía Blanca, fue secuestrado en la noche del 20 de diciembre de 1976, por un grupo de cuatro o cinco personas armadas y vestidas de civil que irrumpieron en su domicilio en calle Humberto Primo N° 575 de dicha localidad, disparando al techo de la vivienda. Mediante amenazas y golpes lo ingresaron a un auto y lo trasladaron a “La Escuelita”.
En ese centro clandestino permaneció en todo momento atado y vendado. Durante las primeras dos semanas sufrió diariamente diversos golpes en su cuerpo, insultos y amenazas. Fue desnudado y atado a una cama elástica donde le propinaron golpes de puño y le aplicaron picana eléctrica en distintas partes de su cuerpo mientras era interrogado. Lo acusaban de ser el autor de un atentado en una concesionaria “Ford” y adiestrar a la guerrilla. Unos días más tarde lo colocaron en un pozo con agua o aljibe, colgado de las manos y desnudo. Luego del tercer día de constantes golpes y aplicación de picana, y en virtud de no soportar más las dolencias producidas, empezó a reconocer haber participado en los hechos sobre los que era interrogado aunque esto no era cierto. En un momento les indicó que en una vivienda del barrio Palihue había armas enterradas, y después de un procedimiento en búsqueda de las mismas, al no hallarse nada, le propinaron golpes de puño en su cuerpo y con una pala.
Transcurrido un lapso de más de dos semanas durante el cual fuera torturado, lo trasladaron a otra dependencia de “La Escuelita”, donde permaneció quince días más. Allí también estuvo vendado y atado, pero las sesiones de golpes y picana cesaron. Comenzaron a alimentarlo con mayor frecuencia porque hasta ese momento había bajado alrededor de doce kilos. Durante su cautiverio escuchó los gritos de sus compañeros, y antes de ser sacado del lugar debió firmar varias declaraciones donde reconocía los hechos que le adjudicaban. El 21 de enero de 1977 lo subieron a un camión junto con Emilio Villalba y Sergio Voitzuk y lo liberaron en la localidad de Ingeniero White. Le quedaron marcas en su cuerpo de las torturas recibidas, principalmente en su espalda, tobillos y muñecas. Mientras permaneció secuestrado, su familia realizó distintas averiguaciones para dar con su paradero, además de presentar un hábeas corpus ante el Juzgado Federal de esta ciudad, sin obtener resultados positivos.