Breve relato de los hechos
La madrugada del 27 de marzo de 1976 dormía con dos hijos suyos cuando irrumpió en su casa un grupo de unas diez personas, algunas vestidas de civil y otras con uniforme verde, con linternas, que la golpearon. Sus hijos empezaron a llorar y a ella la sacaron y la pusieron en el baúl de un auto, semidesnuda y con la cabeza embolsada con su propio camisón.
La llevaron a la Comisaría de Zárate, lo que pudo determinar porque estando en una habitación sonó un teléfono y alguien contestó “Comisaría de Zárate, buenas noches”Allí la colocaron en un sillón de cuero y la torturaron. Le aplicaron corriente eléctrica en la boca y en los pechos. En ese lugar pudo ver una mujer pariendo en una mesada, uno de los hombres que la custodiaba le retorcio los pezones y la tuvieron interrogandola, luego la sacaron por la parte de atrás de la dependencia y la condujeron a la prefectura de Zarate. A los dos o tres días a ella y a un hombre que no identificó y que estaba muy mal los sacaron en el baúl de un auto. Por el empedrado notó que era la calle Rivadavia y entraron al Arsenal de Marina de Zárate, al que reconoció por escuchar el silbato del ferry “El Tabaré”, que sonaba cada vez que pasaba por el canal. Entraron por adelante y escuchó que al conductor le decían “No, tenés que dar la vuelta porque al portón no lo abrieron”, por lo que subieron de nuevo la barranca y entraron por la parte trasera del arsenal. Alli los dejaron atados y les dieron una prenda finita de noche los torturaban, no pudo precisar cuántos días estuvo en el arsenal,le daban algo dulce de comer y les colocaban unas inyecciones.Allí los torturaban y había unas mangueras con las que los bañaban y de la presión los levantaban, mientras se reían y los burlaban, diciéndoles que les acariciaran los testículos a San Pedro. Dijo que los bañaban no para tenerlos limpios sino para ser violados en reiteradas oportunidades por varias personas. En el arsenal fue estaqueada en el piso junto con otros cautivos.
La víctima relató un episodio ocurrido mientras la torturaban relativo a que un médico, al que apodaban el chancho, vino, la auscultó y con voz socarrona dijo “Sí, dale, dale que aguanta, dale 220 que no pasa nada”. Explicó que los militares se llamaban con nombres de animales para no identificarse, y en una oportunidad escuchó que decían “Llamalo al chancho, que falta esta”, haciendo alusión a ella, que no se podía mover ni hablar. Esa voz también la escuchó después en el barco Murature.
Una noche los subieron a un pontón y los condujeron al buque Murature, que estaba anclado enfrente. En el pontón iban varios cautivos. Antes de subirla al pontón le dieron una inyección, le colocaron una capucha de nylon y le hicieron el submarino en el río En el Murature la golpearon y la violaron, y tiempo después la condujeron de vuelta al arsenal. A continuación, la llevaron a ella y a otros detenidos al Tiro Federal de Campana –lugar que identificó por el “pito” de la Esso-, donde también la violaron y torturaron, en interrogatorios individuales o grupales.
Luego fue trasladada a la Comisaría de Campana, aunque permaneció arriba del camión celular. Tras ello fueron al Tolueno y luego probablemente al Tigre en una barcaza, en esa localidad estuvo en una pileta vacía de una casa con techo de tejas y vio numerosos cadáveres, sus captores notaron que estaba viva la colocaron detrás del escape de un auto para asfixiarlos con el humo junto a Parra Pizarro tapados por una manta y volvieron a violarla, nunca pudo identificar su ubicación, de ahí fue trasladada con Parra Pizarro, según otras reclusas era el pozo de Banfield, Después fue remitida a la comisaria de Moreno, donde también le pasaron corriente electrica y despues a Campo de Mayo, donde pudo bañarse y vestirse por unos vestidos que le entregaron las monjas. Luego la condujeron a la carcel de Olmos y luego a la de Devoto donde estuvo mas de tres años hasta que finalmente fue liberada el 6 de enero de 1979 previo paso por coordinacion Federal