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Con el grado de teniente de fragata, fue jefe de Personal y ayudante del comandante del Batallón de Infantería de Marina 1 (BIM1), en la base Baterías, en inmediaciones de Punta Alta, donde funcionó el principal centro clandestino de la Armada en esa región. Fue condenado por el secuestro de Guillermo Aníbal Aguilar, militante de la Juventud Peronista de Unquillo, Córdoba, mientras cumplía el servicio militar obligatorio en esa base naval. Aguilar fue calificado como “elemento subversivo” desde el inicio de la conscripción, sus compañeros fueron interrogados sobre él y su domicilio fue allanado. El día que al grupo que integraba le correspondía la baja, Aguilar fue retenido por Lacoste frente a sus compañeros, a quienes les entregó su bolso pensando que lo dejarían salir más tarde. Nunca más reapareció.