En una nueva audiencia más ex soldados conscriptos testificaron sobre la sistematicidad con la que se entraban camiones con gente que se dirigían a la pista de aterrizaje donde los esperaba un avión en marcha.
Lesa Humanidad.
Continúan las audiencias testimoniales en el juicio Vuelos de la Muerte.En una nueva audiencia más ex soldados conscriptos testificaron sobre la sistematicidad con la que se entraban camiones con gente que se dirigían a la pista de aterrizaje donde los esperaba un avión en marcha que luego despegaba.
En esta jornada declararon Héctor Osmar Godoy, José Luis Miceli, Guillermo Torre y Víctor Hugo Sánchez en el marco del debate oral y público que juzga a 5 ex militares por delitos de privación ilegal de la libertad, tortura y homicidio agravado cometidos contra 4 víctimas en los llamados Vuelos de la Muerte.
El primero en prestar testimonio fue Héctor Osmar Godoy, quien prestaba servicios en la zona de la pista de aterrizaje como electricista. En su testimonio dio cuenta de que “entraban camiones particulares a la pista, eran como los camiones que usan para llevar medias reces a la carnicería, entraban de a dos o tres y uno me parece que vino con un patrullero”. Godoy explicó al tribunal que esos camiones se dirigían a la cabecera de la pista de aterrizaje donde los esperaba un avión en marcha. Además el testigo agregó: “una cosa que me llamaba la atención del sargento era que me hacía tirar cuerpo a tierra y no me dejaba ver la salida del avión, el sargento me dejaba incorporarme cuando ya no se podía ver nada, estaba en esta posición por media hora o 40 minutos. Luego, el sargento hablaba con el piloto y le daba la orden de despegue”.
Luego fue el turno de José Luis Miceli, quien hizo el servicio militar obligatorio en 1976 en el Batallón 601. Miceli explicó al tribunal que “corrían comentarios de que estaban los famosos vuelos fantasmas y vuelos de la muerte (…) era muy restringido eso, pero se sabía que algo pasaba”. Además dio cuenta, en sintonía con las demás declaraciones de ex conscriptos, de que entraban vehículos y se decía que traían gente muerta, que no se podía preguntar y que “era todo muy sistemático lo que allí ocurría”. A su vez, Miceli explicó al tribunal que durante el año 1976 el Batallón 601 contaba con un oceanógrafo que “daba cuenta de las corrientes oceánicas “ y que los pilotos le consultaban antes de los vuelos.
En tercer orden, Guillermo Torres declaró que en una oportunidad, estando de guardia, tuvo que levantarle la barrera a un colectivo por órdenes de arriba: “Recibí la orden de subir la barrera y dejarlo pasar”. Torres continuó su declaración afirmando que se trataba de gente con pelo largo y que en ese momento le llamó la atención. Torre concluyó su testimonio afirmando que en esa oportunidad vio más o menos a seis personas.
Finalmente Víctor Hugo Sánchez, quien se desempeñó en la oficina de logística del Batallón 601 de Campo de Mayo describío detalladamente la flota de aviones que se encontraban operativos durante 1978. Entre ellos identificó: helicópteros Bell 212 y aviones Cesna, Fiat y Twin Otter
Los hechos que se juzgan
El Aeródromo del Batallón de Aviación 601 de Campo de Mayo fue uno de los lugares en los que se gestó el último eslabón del circuito represivo desplegado por las fuerzas armadas y de seguridad entre 1976 y 1983.
De la mayoría de las declaraciones incorporadas al expediente surge que los detenidos eran ingresados al predio en vehículos no oficiales, conducidos por personas vestidas de civil que se dirigían directamente a la cabecera de la pista de aterrizaje donde los esperaban aviones estacionados. Los testigos relataron que esos vehículos trasladaban bolsas con cadáveres y jóvenes ensangrentados con indicios de haber sido sometidos a largos cautiverios.
El debate oral por estos crímenes comenzó el 5 de octubre pasado ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°2 de San Martín y puede presenciarse a través de la cuenta de Twitter del tribunal (@TribOralFed2SM).
