Junto a las declaraciones de Hugo, Fernando y Marcos Tornatore también lo hicieron Eduardo Santellán y Eduardo Ferrante.
Juicio la Huerta
Este viernes 8 de abril los relatos resaltaron cómo el horror de los hechos continúan haciendo mella en el presente sobre las víctimas y sus familias. En esta oportunidad se escucharon 5 testimonios y el tribunal anunció que para la audiencia del 6 de mayo se constituirá en Tandil.
El Juez Luis Imas presidió la cuarta jornada del juicio al que se refirió con su número de referencia, causa “34205 y agregados”, que comprende los crímenes de lesa humanidad cometidos en Centros Clandestinos de Detención Tortura y Exterminio (CDDTyE) de Tandil, Olavarría y Azul.
En la sala de audiencias (Mar del Plata) y en el aula magna de la Unicen (Tandil) se escucharon los relatos de la familia Tornatore: Hugo, Fernando y Marcos. También declararon Eduardo Santellán y Eduardo Ferrante, vía Zoom desde la Facultad de Ciencias Sociales de Olavarría.
Al cierre, el tribunal informó que el próximo 5 de mayo el Tribunal se constituirá en Tandil para realizar la inspección ocular del CCDT y E “La Huerta”. Recordemos que se trata del campo General Mariano Necochea, situado a unos metros de la Ruta Provincial 226 camino a la Base Aérea Militar de Tandil, que estuvo a cargo del Comando de la Brigada de Caballería Blindada. También confirmó, la notica más esperada por los organismos de DDHH y la comunidad de la región, que se constituirá en la ciudad para desarrollar la audiencia del 6 de mayo desde la sede del Rectorado de la Universidad del Centro. Luego paso a un cuarto intermedio hasta la próxima jornada procesal prevista para el 22 de abril desde las 10hs.
Los relatos en profundidad.
El primer testimonio fue de Hugo Tornatore y detalló que cuando trabajaba en la cooperativa eléctrica “CRETAL” junto a Ignacio Miguel Ruppel, ambos fueron injustamente despedidos de la firma. Dada esta situación iniciaron un juicio laboral que desencadenó en un “calvario”, porque una vez presentada la demanda fue llevado frente a Pappalardo (condenado en el juicio por la Causa “Carlos Moreno, 2012”) quien lo amenazó y le dijo: “o retira la demanda o aténgase a las consecuencias”.
Seis meses después Hugo Tornatore fue secuestrado por efectivos de la policía y las fuerzas armadas. La detención se produjo durante un allanamiento a su casa, dentro del Hogar de Ancianos San José que además era su lugar de trabajo. Estuvo más de 50 días en un calabozo de la Comisaría 1° y en diversas oportunidades fue trasladado a los cuarteles para golpearlo y exigir que firmara una declaración sin tener la posibilidad de leerlos. En aquel entonces Tornatore era secretario gremial del Sindicato Luz y Fuerza y lo interrogaron por sus compañeros del sindicato y sus actividades gremiales
En cuanto a Fernando Tornatore, hermano de Hugo, relató las implicancias de estos hechos para la familia y compartió el dolor con Hugo al hablar de cómo afectó sus vidas y la salud. Asimismo, contó que el oficial Sánchez le permitió ver a su hermano sólo “un minuto y medio” y una sola vez cuando estaba en el calabozo demacrado, flaco y con signos de las golpizas. Finalmente, relató que el cura Hugo Horacio Natalio Batelli, capellán de la Base Aérea Tandil (1967-1995) intercedió para la liberación su liberación y aseguró que, tiempo después – por el stress, dolor y angustia- sufrió un ACV, por lo cual aún hoy está medicado. El juez Imás le agradeció el testimonio y le recomendó cuidarse.
En cuanto a Marcos Tornatore, quién al momento tenía 5 años, contó que vió a su padre con las manos lastimadas pero que nunca quiso contarle nada. Su padre juramentó “no hablar para seguir viviendo…hice un paquete y quise enterrarlo, sino no hubiera llegado a la edad que tengo”(74). Marcos narró que, a pesar de su corta edad, tiene muy vivido el recuerdo de la madera lustrada del banco en donde llegarona esperar tres largas horas para ver a su padre.
El abrazo sostenido entre los Tornatore no se hizo esperar luego de los testimonios.
Eduardo Santellán y Eduardo Ferrante declararon desde Olavarría
Seguidamente, Eduardo Santellán fue secuestrado el 21 de octubre de 1977 por miembros de la Fuerza Aérea y se encontró con Eduardo Ferrante en la Unidad N° 9 de La Plata, quién había sido secuestrado por miembros del ejército en la madrugada del 26 de septiembre de 1977. Luego del secuestro y detención ilegal, ambos fueron sometidos a “consejo de guerra” y encarcelados en penitenciarias comunes por los siguientes 5 años.
Santellán contó que durante ese “consejo” expuso por primera vez los apremios ilegales a los que fue sometido durante su secuestro y posterior detención. Luego tuvo que revivir los episodios en otras tres declaraciones en diferentes procesos en los 46 años trascurridos.
Eduardo Santellán integra la larga lista de pibes “colimbas”- jóvenes entre los 18 y 21 años de edad, que en la Argentina y desde 1901 hasta 1994, debían hacer el “servicio militar obligatorio”- que fueron detenidos ilegalmente y torturados. Cuando las familias los buscaban denodadamente, les fuerzas armadas sostuvieron quese trataba de deserciones.
Cientos permanecen desaparecidos. Los conscriptos detenidos-desaparecidos son ciudadanos que se encontraban sometidos a la disciplina castrense y podían ser sancionados -si hubieran cometido una falta- con el rigor de los códigos y reglamentos militares. Sin embargo, en estos casos también utilizaron estos métodos clandestinos de represión.
El caso de Pedro Luis Mazzocchi
Mientras permaneció en calidad de detenido-desaparecido en la Base Aérea de Tandil, Eduardo Santellán confirmó que vio “deteriorado, con signos de torturas, golpeado y cubierto con una manta de la Fuerza Aérea” a Pedro Mazzocchi, y “nunca se supo más de él” agregó.
Según consta en el legajo de la CONADEP (3253, Decl.No:2285) Pedro Mazzocchi había pedido prórroga para terminar sus estudios de Geología. Cuando se presentó al servicio militar lo destinaron a la Base Aérea Militar de Tandil, unidad próxima al domicilio de sus padres.
El 11 de julio de 1977, alrededor de las ocho de la noche, Pedro fue secuestrado a una cuadra de su casa por tres hombres que ocupaban un automóvil color blanco. Al día siguiente, un hombre joven que dijo ser compañero de conscripción de Pedro, se presentó en casa de la familia Mazzocchi para preguntar por el soldado, ya que no se había presentado en la Base Aérea. El visitante le pidió a los padres que esperaran veinticuatro horas y dijo que él los llamaría por teléfono.
Sin embargo, alarmados por la situación, se presentaron en la Base Aérea y fueron atendidos por Román Valdecantos, exjefe de Operaciones de la Base Aérea Militar de Tandil, acusado en este juicio. Este jefe intentó tranquilizarlos y les dijo: “Todos los soldados saben que faltar sin causa menos de cinco días tiene una simple sanción”.
Cuatro días después de esa entrevista, Valdecantos avisó a los padres que Pedro Mazzocchi había aparecido pero que no podía ser visitado, por lo cual recién pudieron verlo el 18 de julio en la enfermería de la Base. Se enteraron por el relato del hijo, que parecía dopado, detalles de la extraña ausencia y de la aparición en la puerta del cuartel, esposado y en calzoncillos. Recién el 29 de julio les permitieron otra visita a Pedro en la enfermería, pero esta vez no pudieron hablar más que de cuestiones triviales, porque había un custodio armado muy cerca de la cama del muchacho.
Luego, el 30 de julio se presentó en casa de los Mazzochi un “hombre rubio”, con las solapas del saco levantadas, y advirtió a los padres que su hijo había sido sacado de la Base. Sin esperar preguntas, saludó y se fue corriendo. De inmediato, el padre llamó a la Base por teléfono, pero le negaron información. Mientras cortaba la comunicación sonó el timbre de la puerta y había tres hombres vestidos de civil; uno de ellos, que dijo ser personal de “inteligencia”, les informó que su hijo se había fugado de la Base y se retiraron sin dar más información.
Pedro Luis Mazzochi fue dado de baja por desertor y dos años después de su desaparición sus padres supieron que había estado secuestrado en el CCDTyE “La Huerta”, “Brigada Aérea VI Tandil” y “La Cacha”, último lugar donde fue visto. Fue inhumado como NN y luego sus restos recuperados en el cementerio Santa Mónica de Libertad, de la ciudad de Merlo, provincia de Buenos Aires.
Nota realizada por Soledad Restivo en el marco del convenio entre la Subsecretaria de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires y la Universidad Nacional del Centro de la provincia de Buenos Aires (UNICEN)