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TESTIMONIO DE MARÍA DEL CARMEN SILVA

“Mi compromiso es con la verdad…venían por mí”, declaró.

Juicio la Huerta

En esta segunda audiencia del pasado viernes 11 de marzo el tribunal tomó declaración testimonial por los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico militar en las ciudades de Azul, Tandil y Olavarría, entre otras.

En esta oportunidad el Juez Fernando Machado Pelloni fue el único que estuvo, de manera presencial, en la sala del TOF N°1 de Mar del Plata. Nuevamente, algunos de sus letrados defensores y todos los imputados  asistieron a la audiencia de manera telemática mediante la plataforma zoom y la mayoría optó por no declarar.

Héctor Alberto González Cremer, exjefe del Área 124, hizo uso de su derecho y dijo ser inocente; pero Jorge Aníbal Tolosa, exoficial de la Comisaría 1° de Tandil, declaró y aseguró que no es él, que estaban equivocados de “Tolosa”. Y además ninguno respondió preguntas.

Luego comenzaron las primeras testimoniales. Declaró María del Carmen Silva, detenida desaparecida sobreviviente del Centro Clandestino de Detención Tortura y Exterminio (CCDTyE) “La Huerta”, quién remarcó que su “único compromiso es con la verdad”. También expuso su esposo, Dardo Omar Casal y estuvieron acompañados de sus hijas.

María del Carmen Silva creció en un hogar de trabajadores peronistas que hablaban sobre política y justicia social y fue estudiante desde 1975 en la carrera de Asistente Social en la Facultad de Humanidades (ahora Trabajo Social- Facultad de Ciencias Humanas) de la Universidad Nacional del Centro (UNICEN). En ese momento se sumó a la Juventud Universitaria Peronista y participó de la conducción de su centro de estudiantes. 

“La militancia de izquierda era muy difícil, nos espiaban…nos reuníamos de a pocos”, dijo Silva y dio detalles acerca de la situación que se vivía ya en los años previos.

Con el golpe del 1976, “se disolvieron los centros de estudiantes, los compañeros se escondían o se exiliaban, los profesores también, ya no podían trabajar y había bibliografía que no se podía usar…eran los textos troncales de la carrera”, prosiguió.

Cuando la detuvieron en su casa en 1977, sabía que iban por ella porque los rumores corrían. Fue secuestrada y llevada al CCDTyE “La Huerta”.

De este modo, realizó un pormenorizado relato de cada uno de los veintiún días que duró su cautiverio y de las torturas a las que fue sometida. Estuvo todo el tiempo atada y con vendas en los ojos porque “ver a alguno de ellos era una condena a muerte”, declaró.

Asimismo relató que, para superar el estado de vulnerabilidad entre las horas de los interrogatorios, armó un carretel de recuerdos felices de sus cortos 20 años de vida. Trató de obtener y retener cada recuerdo desde el más antiguo hasta el más reciente y así repitió la secuencia en su mente de principio a fin y volvió a comenzar una y otra vez.

Luego de su liberación fue manipulada y vigilada. Nunca pudo volver a estudiar en la universidad a pesar que intentó volver veinte años después.

Algunos de los abogados defensores la interrogaron, algunas con mala disposición y con el fin de tergiversar sus dichos y en cada oportunidad el Juez intervino para dejar en claro a los letrados cuáles son los límites, justamente los que imponga el tribunal.

Finalmente, el Juez Machado Pelloni ofreció su gratitud a María y Dardo por los testimonios, claros, contundentes, que dan cuenta de la planificación sistemático del horror y de la amplitud de los daños.

La próxima audiencia será el próximo 25 de marzo y se espera que declaren tres testigos. Uno de los declarantes lo hará vía zoom desde La Plata, mientras que los dos restantes darán su testimonio para el tribunal desde la sede la UNICEN en Tandil.

El debate puede seguirse en vivo desde el aula Magna de la Universidad Nacional del Centro (UNICEN), calle Pinto N° 399.

Nota realizada por Soledad Restivo en el marco del convenio entre la Subsecretaria de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires y la Universidad Nacional del Centro de la provincia de Buenos Aires (UNICEN)