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TESTIMONIO DE CLARA FUND: “MI HERMANO FUE UNO HASTA QUE SE TRANSFORMÓ EN 30.000”

En esta oportunidad declararon Clara Fund, Miguel Hernán Santucho y María Marta Coley.

Lesa Humanidad

En el marco del juicio oral y público que investiga los delitos perpetrados en los ex Centros Clandestinos de Detención Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes y El Infierno de Avellaneda el Tribunal Oral Federal Nº 1 de La Plata continuó con las declaraciones testimoniales.

En primer lugar el tribunal tomó declaración a Clara Fund, hermana de Juan Carlos Fund quien fue secuestrado y desaparecido el 25 de octubre de 1977 en el domicilio familiar en Quilmes. La testigo explicó que en horas de la mañana un grupo de personas de la Brigada de investigaciones de Quilmes se presentó en la Empresa FARADAY, donde trabajaban ella y su hermano, solicitando el número de legajo de su hermano. Juan Carlos Fund no se encontraba en la empresa ya que había pedido licencia por enfermedad, pero esa misma noche fue secuestrado en la casa familiar por un grupo de tareas: “Mi hermano era mi hermano. Otra cosa no puedo decir. Lo que más quería en la vida. Esa noche lo sacaron de casa y nunca más lo volví a ver”.

A continuación la testigo dio cuenta de que junto a su madre fueron a hacer averiguaciones a la Comisaría 1° de Quilmes, ocasión en que una mujer se les acercó y les dijo: “Estamos esperando, estamos queriendo saber que fue de nuestros hijos, a mi hijo hace tres meses que se lo llevaron, que lo secuestraron, que lo agarraron en el trabajo  y no sabemos nada de él”. Luego la testigo explicó al tribunal cuales fueron las gestiones que llevaron adelante junto a su madre para dar con el paradero de Claudio Fund y el lamentable resultado de esa búsqueda: “No supimos nunca más nada de mi hermano”.

La testigo finalizó su testimonio explicando que a partir de la desaparición de su hermano su vida y la de su familia fue una búsqueda constante y concluyó: “Mi hermano fue uno hasta que se transformó en 30.000”.

Luego fue el turno de Miguel Hernán Santucho, hijo de Cristina Silvia Navaja de Santucho, militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) quien fue secuestrada y desaparecida en junio de 1976: “Al momento de su secuestro era una docente de las escuelas del partido, enseñaba historia de la revolución cubana y latinoamericana”, explicó.

A continuación el testigo narró al tribunal la historia de su padre Julio Santucho y su familia paterna. Luego dio cuenta del operativo en que su madre fue secuestrada junto a su cuñada y dos compañeras: La noche del 13 de julio un operativo ingresa al departamento y se lleva a las tres mujeres. Nos dejan a los 3 bebes que éramos mi hermano mayor, mi primo Diego yo que era el más chico”. Fue su abuela Nélida Gómez de Navajas quien fue a buscar a las criaturas al departamento luego del operativo en el que secuestraron a su madre y sus compañeras. El testigo explicó al tribunal que luego del secuestro quedaron un tiempo a cargo de su abuela Nélida hasta que la familia se puso de acuerdo sobre la crianza de ellos: “Había una promesa que se habían hecho mi papá y mi mamá, si algo le pasaba a alguno de ellos, el otro se haría cargo de la crianza. Era una generación que estaba irrumpiendo con todas las cargas generacionales, y querían que nosotros fuésemos expresión de esa generación”.

Miguel Hernán Santucho dio cuenta también de que su madre, Cristina Silvia Navaja de Santucho, fue vista en distintos Centros Clandestinos de Detención (CCD) hasta que en diciembre de 1976 es trasladada al Pozo de Banfield: “Llega con un estado avanzado de embarazo, así lo relata Pablo Díaz en este juicio, y permanecen hasta abril de 1977” y agregó que la fecha posible en que su madre dio a luz una niña fue entre enero y febrero de 1977.

En su declaración narró ante el tribunal las circunstancias en las que pudo salir del país y reencontrarse con su padre en Italia donde vivieron hasta 1980 cuando se trasladaron a México. Fue en 1985 cuando Miguel Hernán Santucho regresó por primera vez a Argentina a los 10 años de edad: “Mi abuela se había transformado en una militante de Abuelas de Plaza de Mayo, era secretaria de la asociación”. El relató continuó de la siguiente manera: “En mis años en Italia  tenía todo el relato de la familia,  sabía que estaba buscando a mi hermano pero no sabía qué hacer con esa información, como que de alguna manera tenía que elaborarla”.

Finalmente el testigo dio cuenta de sus trayectorias militantes desde que regresó por segunda vez a Argentina en 1992 y explicó: “Esos años empecé a reconstruir mi historia lo más que pude. Su abuela Nélida falleció en 2012, a partir de ese momento me comprometo conmigo mismo y con la memoria de mi abuela seguir con esa búsqueda,  me acerco a Abuelas y expreso mi intención de acompañar esa búsqueda. Fue un largo camino de aprendizaje”, explicó.

Miguel Hernán Santucho concluyó su declaración expresando que considera totalmente injusto que los condenados por crímenes de lesa humanidad puedan acceder a beneficios como la prisión domiciliaria durante el cumplimiento de sus condenas: “Hasta que no aporten lo que saben no pueden acceder a estos beneficios”.

Para finalizar la audiencia el tribunal escuchó el testimonio de María Marta Coley, hija de Manuel Coley Robles, secuestrado y desaparecido el 27 de octubre de 1977 en su domicilio en Quilmes. La testigo comenzó su declaración dando cuenta sobre quién era su padre: “Mi papá nació el 29 de junio 1934 en Barcelona y se crió allí, era hijo de un miliciano republicano y en 1951 vino a la Argentina, a los 16 años”. Con respecto al secuestro de su padre la testigo explicó que esa noche un grupo de tareas ingresó a su domicilio en un gran operativo en el que habían tomado también las casas lindantes: “A los chicos, a mis hermanos y yo, nos mandaron a la habitación. A mi mamá  le hacían preguntas y a mi papá le ataron las manos atrás y lo tabicaron. Lo tenían contra una pared y le hacían preguntas”.

María Marta Coley explicó al tribunal que el jefe del operativo se identificó como perteneciente al Ejército, pero el resto de los secuestradores eran, según su opinión, de la brigada, ya que los conocían  de las calles: “Andaban de jean, ropa de fajina, andaban en autos sin identificación,  mi mamá decía que hacía unos días nos estaban vigilando”. Respecto de las gestiones que realizaron para dar con el paradero de su padre la testigo explicó que hicieron una denuncia en el Consulado de España, en la Diócesis de Quilmes y comenzaron a relacionarse con la Liga por los Derechos Humanos, Madres de Plaza de Mayo, Familiares de Detenidos y Desaparecidos por razones políticas y Abuelas de Plaza de Mayo: “Realizamos marchas, reclamos permanentes y solicitadas con todos los que nos acompañaban, siempre buscando. Estábamos convencidos de que teníamos que buscarlo. Era un imperativo ético. Nos pedían que lo declaráramos muerto, pero nos negamos”.

Los restos de Manuel Coley Robles fueron inhumados en 2006 en San Justo, Partido de La Matanza e identificados en 2008 por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF): “Me llamaron al trabajo y me dieron el informe. Vi que lo habían acribillado en la calle de frente y espalda. Lo dejaron tirado con otra compañera y lo enterraron en el Cementerio de Justo Villega, en un ataúd, no en una fosa común”

María Marta Coley finalizó su declaración de la siguiente manera: “Si bien mi papá era español, él adoptó esta Patria. Los conceptos de patria estaban muy arraigados. Quiero destacar los valores que nos fueron transmitidos y que nosotros mantenemos, la defensa de la infancia, la relación con la tierra. Mi papá decía que a nosotros no nos iba a pasar lo que le paso a él. Son cosas que a mí me quedan que yo se los transmití a mi hija y ella a mi nieto”.

Los hechos que se juzgan

El juicio por los pozos de Banfield y Quilmes unifica una serie de causas, la primera de ellas  elevada a juicio hace ocho años. Se trata de dos de los centros clandestinos de detención más grandes que funcionaron en la Provincia de Buenos Aires durante la última dictadura cívico-militar. 
En el caso de El Infierno se investigará la responsabilidad de cuatro policías de la Provincia de Buenos Aires y un civil por los delitos de privación ilegal de la libertad y aplicación de tormentos, hechos incluidos dentro de la categoría de crímenes de lesa humanidad, cometidos en el ex CCDyT “El Infierno” ubicado en Avellaneda.
El Tribunal Oral Federal N 1 de La Plata está conformado por Walter Venditti, Esteban Rodríguez Eggers y Ricardo Basílico, mientras que por el Ministerio Público Fiscal intervienen Hernán Shapiro, Gonzalo Miranda y Juan Martín Nogueira. 
A través de la Dirección de Querellas por Crímenes de Lesa Humanidad y Leyes Reparatorias de la Subsecretaría de Derechos Humanos, la Provincia es querellante en este debate en el que se investigará la responsabilidad de los imputados por los delitos de privación ilegal de la libertad, aplicación de tormentos, homicidio calificado, abuso sexual con acceso carnal y sustracción, retención y ocultamiento de menores.  La Dirección de Grupos en Situación de Vulnerabilidad acompaña a las víctimas y familiares en este juicio.

Seguí las audiencias de este juicio por crímenes de lesa humanidad los días martes a las 10:00 horas en: http://www.laretaguardia.com.ar/