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SONDEREGUER: “LAS VIOLENCIAS SEXUALES SE DIERON DE MANERA SISTEMÁTICA Y GENERALIZADA”

En la audiencia 51 se escuchó el testimonio de la especialista en género y DD.HH. María Sordereguer y se proyectaron las declaraciones de los sobrevivientes Alicia Mabel Partnoy y Oscar José Meilán.

Megacausa Zona V – Bahía Blanca

En la quincuagésima primera jornada de debate en Bahía Blancacompartió su mirada sobre las investigaciones realizadas, María Sondereguer, docente de la Universidad Nacional de Quilmes y referente en los estudios de género, memoria y derechos humanos.

Sondereguer, compiladora en el libro ‘Género y poder: Violencias de género en contextos de represión política y conflictos armados’, testigo experta en varios juicios de lesa humanidad y actualmente integrante de la Comisión Provincial por la Memoria explicó que “indagar la función específica de las violencias de género tiene como objetivo la reparación porque tuvo consecuencias sociales en la subjetividad de las víctimas. Se trata de tener una mirada integral y entender el campo teórico, su estructura de relaciones y posiciones”.

Durante el terrorismo de Estado, las vejaciones eran constantes: “En situaciones de violaciones, a los varones se los feminizaba y a las mujeres se las disciplinaba. Era una forma de ejercicio de poder, una forma de proponer un castigo moral, una forma de apropiarse del cuerpo de la mujer”, explicó la docente investigadora.

La fiscal auxiliar Paula Molini, le preguntó a la referente en género y derechos humanos si las violaciones sexuales durante el Terrorismo de Estado fueron aisladas o se dieron en el marco de un plan sistemático. Sondereguer manifestó: “son múltiples las declaraciones que ponen de manifiesto que se dieron de manera sistemática y generalizada. Y hubo un contexto de esclavitud sexual en circunstancias coactivas, manifestadas en diversas formas de violencia y maltrato. No había posibilidad de consentimiento en un Centro Clandestino de Detención y Tortura”.

Y agregó: “Esto fue establecido en el marco de jurisprudencia internacional en Ruanda, que marcó específicamente que no existen condiciones de consentimiento legítimo en las condiciones de coerción que implica estar secuestrada detenida en cautiverio. Por eso hablamos de esclavitud sexual, donde hay una herida específica en la subjetividad y una función moralizante por parte de los perpetradores”.

El conocimiento de la normativa, particularmente de la Ley 26.485 de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres ha permitido “problematizar y reconocer como daño prácticas naturalizadas. Cumple una función judicial y simbólica para reconocerlas”.

Cabe recordar que uno de los principales objetivos de los juicios contra delitos de lesa humanidad es reparar. “¿Es posible hablar de reparación? No sólo en términos de escucha. También desde el escenario judicial ya que este dirime qué es lo que está bien y lo quéestá mal. Por eso las sentencias cumplen una función reparadora, específicamente en el caso de las violaciones sexuales. Se enfoca en marcar quién es el responsable de la conducta y no en apuntar a la víctima. Esto implica la voluntad de testimoniar y dar cuenta del perjuicio recibido, para que este daño pueda ser reparado en el marco de la norma y de la ley”, manifestó Sondereguer.

Para concluir, la especialista con diplomatura en Estudios Avanzados de Sociedades Latinoamericanas en la Universidad de la Sorbona, París, analizó que “las transformaciones de los marcos interpretativos y los sentidos comunes permitieron visibilizar los casos de violencias sexuales” en el Terrorismo de Estado.

“Nació un bebe allí”

Posteriormente se difundió la declaración de Alicia Mabel Partnoy registrada en la audiencia de debate del 27 de diciembre de 2011 en el marco del juicio de la Causa Bayón. Alicia en 1977 vivía en BAHIA BLANCA, era militante de la JUP y estudiaba literatura letras en la UNS.

“La carrera se cerró. Era difícil ir a la Universidad. Decidí militar después del golpe.Parte de mi trabajo, era divulgar información testimonios, secuestros. Cuando nos detuvieron el 12 de enero de 1977, estábamos imprimiendo un testimonio de una mujer que había sido secuestrada y luego tirada como muerta”, relató Alicia.

Sobre el momento de su secuestro, Partnoy dijo: “Sonó el timbre insistentemente. ‘Somos el Ejército, abra’, gritaron. Le di un beso a mi hija y salté el tapial. Me capturan en un terreno baldío. Grité que cuiden a mi hija. Me subieron a una camioneta y nos dirigimos hacia el trabajo de mi esposo, lo detienen a él también. Nos llevaron al V Cuerpo de Ejército”.

En relación a los días de cautiverio, Alicia estuvo primero en el CCDyT ‘La Escuelita’ y luego fue llevada a la cárcel de Villa Floresta y posteriormente a Villa Devoto. “Me vendaron y me subieron por una escalera de mármol, fría. Me tomaron declaración, escuché la máquina de escribir. Me pidieron datos de militancia que yo negué. A la tarde me llevaron en un jeep a otro lugar. En la pared estaban pintadas las letras de las 3 A, en la entrada. Me obligaron a pasar la noche en este lugar, atada en una cama. Escuché los gritos de mi esposo en la tortura. Pero la tortura más grande era no saber que habían hecho con mi hija”.

Durante su cautiverio, Partnoy reconoció a Zulma Izurieta. “Logramos hablar en ese sitio, a pesar de que estábamos seguras de que nos íbamos a matar. Ciento cinco días estuve en ‘La Escuelita’. Era una casa vieja. Había 2 habitaciones. Un hall entre medio donde estaba la guardia. Pisos de madera. Algo podía ver por debajo de la venda. Caminaban con sigilo para pescarnos hablando y poder pegarnos. El único profesional, era un enfermero corpulento. Me daba antiestamínicos por mi alergia”, manifestó la sobreviviente.

“Nació un bebe allí. Graciela estaba embarazada. Fue detenida en Cutral Có. Torturada con picana eléctrica en viaje. En un auto. El enfermero le dijo que caminara para poder facilitar el parto. Le hacían dar vueltas a una mesa. El 16 o 17 de abril 1979 Graciela da a luz un varón. Los guardias decían que el bebé iba a ser llevado por uno de los torturadores. Ella volvió y me dijo que dio a luz. Caminaba sin venda. Cuando un prisionero caminaba sin venda, seguramente lo iban a matar”.

“Las humillaciones que sufrimos allí, con incontables e indescriptibles. El famoso trencito en que nos llevábamos al baño.Cuchillo en el cuello para que bese a un guardia. Abusos. Manoseos. Peor que los animales nos trataban. Los abusos sexuales eran permanentes, estábamos a disposición de los guardias. Eso fue genocidio, no fue ninguna guerra”.

Finalmente, se escuchó en su declaración registrada en 2011 en la Causa Bayón: “Vengo con esta obligación de declarar hace 31 años por mis compañeros, que no volvieron.Estaba convencida de que me iban a matar.Estoy agradecida de haber recuperado a mi hija.Para mí, los que estuvieron en cautiverio conmigo son mis hermanos”.

“Quiero agradecer, su paciencia, su voluntad, su vocaciónde justicia, a los organismos de derechos humanos, a Néstor Malisia, a su memoria, el empezó a recabar información. A los familiares y a todos los que buscaron justicia”, concluyó Alicia Partnoy.

“Instintivamente, nos tomamos de las manos”

Por último, en la audiencia 51 se observó la reproducción audiovisual de la declaración de Oscar José Meilán, registrada el 30 de noviembre de 2011, en el marco del juicio de la Causa Bayón. Meilán era docente y Subtesorero de vialidad Río Negro.

“En Carmen de Patagones, fuimos a un cumpleaños con mi familia. Cuando volvemos en auto con nuestros hijos, se observan varias personas entre algunos árboles y se nos cruzan vehículos con gente de civil y otros uniformados de la Policía Federal. Me colocaron una capucha de bolsa arpillera de tejido ralo. Nos pasearon por los alrededores del pueblo. Nos hicieron arrodillar y nos dijeron que nos iban a fusilar.Instintivamente, nos tomamos de las manos con mi mujer”, relató Meilán.

“El auto seguía en marcha con mis hijos adentro. Las puertas abiertas. Los recogieron y se los llevaron a mi suegro. Les preguntábamos a quienes nos secuestraron qué había pasado con los chicos. Teníamos angustia de no saber qué pasó con ellos. Después nos trajeron a Bahía Blanca”.

Sobre los días de cautiverio, el sobreviviente describió: “En el campo de concentración, uno pierde la noción del tiempo y la distancia. El más sanguinario era ‘el abuelo’, pegaba a la mañana, a la tarde, a la noche. Un día hubo una especie de inspección, a través de la venda vi botas lustradas y pantalones del Ejército: ‘algunos se quejan de estar acá, pero es una necesidad social’, dijo uno”.

“El 11 de mayo de 1979, fui liberado efectivamente. Se me concedió la libertad vigilada. Todos los miércoles me presentaba con el coronel Araoz. Cuando uno sale de la cárcel, sale con una especie de coraza. Con ese pensamiento estúpido de que no me pasó nada. Cada vez que se abría a puerta de la casa, Sebastián decía mamá pero no era. Una vez era yo y ahí se me cayó la coraza. Cuando volví a ver a mis hijos, no me animaba a tocarlos, me parecía que no era verdad”.

Sobre el final de su testimonio, la víctima sobreviviente de secuestro y tortura expresó: “Declarar es un deber por aquellos compañeros que no están y es un derecho para ejercer. En favor de toda la sociedad argentina. En estos años pasaron muchas cosas. Muchas veces uno se vio tentadode bajar los brazos pero cuando uno piensa que la inmensa mayoría de los compañeros desaparecidos no pudieron llegar a estos años”.

“¿Dónde están los chicos nacidos en cautiverio? Eso es un delito entonces que se sigue cometiendo ¿Y dónde están los restos de los compañeros desaparecidos? Es un delito que se sigue cometiendo. Se juzga la violencia de género, la discriminación de los hermanos latinos, los pueblos originarios, acá no se está juzgando sólo el pasado. Es para proyectarse en un futuro digno de vivir. Yo no quiero que a los nietos de ellos y a los nuestros, señores jueces, les pase esto”.

Para concluir su declaración, Meilán expresó: “Esto es un ejemplo para América y el mundo. Esto es producto de una decisión política de Néstor y Cristina. Agradezco la tarea que hacen”.

Próxima Audiencia

La audiencia 52 será el jueves 20 de abril a las 9 horas en el TOCF de Bahía Blanca. La misma se puede presenciar en Lavalle y Chiclana con presentación del DNI o a través del canal de YouTube de la Subsecretaría de Derechos Humanos: www.youtube.com/derechoshumanospba