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SABRINA GARBIERO: “NOS FUIMOS PORQUE BAHÍA BLANCA SIGNIFICABA DOLOR Y MIEDO”

El juicio Mega Causa Zona V llegó a la cuadragésima primera audiencia. Declararon familiares y amigos de sobrevivientes, y un estigo solicitó la no transmisión de su testimonio.

Megacausa Zona V – Bahía Blanca

En primer lugar, a través de la conexión telemática, declaró Sabrina Garbiero, hija de Roberto Juan Garbiero, viajante de la compañía Bagley y empleado no docente del departamento de física de la Universidad Nacional del Sur, secuestrado el 19 de agosto de 1976. “Desde ese día, no lo vi más”, dijo su hija, que tenía 7 años y vivía en calle 19 de mayo al 500 en Bahía Blanca junto a su padre, su madre y su hermano menor. Roberto aún continúa desaparecido.

“Mi padre era una persona muy activa, muy inteligente, sus amigos decían que no tenía título pero sabía muchísimo, estaba en la universidad y tenía un compromiso de militancia social muy fuerte.Tenía 33 años. Lideró muchísimas organizaciones y grupos en Bahía Blanca.Militaba en la Asociación de Trabajadores ATUNS, en la Juventud Peronista, estuvo con Montoneros y el último tiempo se había desvinculado de la agrupación pero seguía con la militancia social. Mi relato es una construcción de lo que me contó mi mamá. Vivenciamos los efectos pre y post de esa situación”, declaró Sabrina.

Sobre el secuestro de su padre, contó que “días previos, había gente en el techo de mi casa. Mi papá nos pedía que no miráramos si aparecía algún camión militar, eso nos pedía cuando íbamos por la calle. Estuvieron merodeando toda la casa y cortaron las calles Alem y 12 de octubre. Esa mañana, rutinario con sus horarios, lo interceptaron en la vereda. A las 6AM se lo llevaron. Lo insultaban y le decían que lo iban a acribillar. Los vecinos identificaron los Falcon verdes, eran militares”.

“Mi madre fue a la comisaría de la avenida Alem pero no le toman la denuncia. Nos dejó con una tía y con mis abuelos salieron a buscarlo. Recorrieron muchos organismos y no hubo respuestas. Cuando ella volvió a casa nos habían robado. Dejaron todo dado vuelta, carteles intimidatorios, mataron al perro e hicieron pozos en el patio. En paralelo, en un campo en Coronel Dorrego, había aparecido gente bajo las mismas condiciones con las mismas pintadas. Lo estaban buscando a él, pedían por él.Al verano siguiente, en 1977 nos fuimos a vivir a Monte Hermoso”, detalló Garbiero.

Sobre las consecuencias posteriores al secuestro de su padre, Sabrina contó que “nunca más supimos de él, no tuvimos más noticias. Es difícil de sobrellevar. Pensando que éramos muy chicos, mi mamá nos dijo lo que había pasado. Fue difícil digerirlo, con esa edad, sin referencias claras y con tanto dolor. Nos fuimos porque Bahía Blanca significaba dolor y miedo para mi madre”.

Antes de finalizar su declaración, la abogada querellante Mónica Fernández Avello le preguntó qué consecuencias tuvo la desaparición de su padre. Sabrina respondió: “Pretendo saber la verdad, saber qué pasó. El de desaparición es uno de los peores estados, uno no tiene dimensión de dónde y porqué más allá de las teorías. Siendo chica es difícil de sobrellevar. Es muy complejo. Por un lado uno desea encontrárselo, uno vive buscando, no tener un cuerpo hace que uno busque porque la esperanza nunca se va. Pero no está, y no se sabe nada”, dijo visiblemente emocionada.

“Nunca más durmió con la luz apagada”

En segundo término, declaró desde la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a través de la conexión telemática, Eliana Domínguez, hermana de Carlos Gustavo Domínguez, quien se encontraba transitoriamente en la ciudad de Viedma al momento de su secuestro.

“Mi hermano tenía 17 o 18. Yo tenía 14. Él iba a la provincia de Río Negro a pasar sus vacaciones con amigos. Una noche de 1978 volvió aterrado, todo lastimado, ahí ya no fue igual. Nos contó que estaba en una chacra en el campo de su amigo Carlos Gentile y fue secuestrado, lo llevaron en una camioneta. Dio muchas vueltas. Hasta que llegó a un lugar que le preguntaron: ‘¿Sabés dónde estás? Estás en Bahía Blanca’, le dijeron. Escuchó la voz de Gentile y empezaron las torturas. Le preguntaban por gente de Viedma. Nunca supo por qué a él. Después pudo saber que estuvo en un Centro Clandestino de Detención y Tortura que se llamaba ‘La Escuelita’”.

Luego del cautiverio con picana eléctrica, en boca y genitales, de los intentos de abuso, los golpes y los tres simulacros de fusilamiento en los cuáles le decían: ‘te llegó el momento’, Eliana contó que su hermano “nunca más durmió con la luz apagada, nunca durmió tranquilo, se despertaba con gritos. Yo era chica. En ese entonces no había a quién recurrir. Estaba aterrado, perseguido, paranoico. Estos hechos afectaron a toda la familia. Hubo un antes y un después. Actualmente Carlos evita hacer referencia a todo esto. Entrar en este túnel, lo desestabiliza muchísimo. Una vez un psicólogo me dijo: es un espejo que se rompió, y nunca se va a arreglar”.

La Auxiliar Fiscal Paula Molini preguntó cómo era Carlos antes del secuestro y Eliana respondió: “Distinto completamente, con proyectos, con alegría. Se volvió muy hermético. Nunca más volvió a Viedma”.

“Quiero agradecer. Se hace muy difícil. Cuando uno vuelve para atrás, hubiese querido que nunca hubiese pasado. Hoy pido justicia. En esta vida no se van a arrepentir. Estoy acá por mi hermano, por mis viejos, por mí, por mi hija, por mi marido, que siempre me acompañan. Pido justicia, pido la mayor de las condenas para esta gente. Tener este espacio de escucha es muy importante”, concluyó Eliana, hermana menor de Carlos Gustavo Domínguez.

“24 días incomunicados, éramos menores de edad”

Luego, fue el turno de Carlos Nelson Perrénque declaró desde Brasil a través de la conexión telemática. Amigo de Carlos Gustavo Domínguez, contó que “el 27 de mayo de 1977 fuimos 11 personas detenidas, vino parte del Quinto Cuerpo de Ejército, por supuesto terrorismo. Yo era menor de edad, estuvimos 24 días presos en un sótano, en el Casino de Suboficiales de la policía provincial. Estaba al lado de la comisaría”.

“Lo peor fue después. Hubo amenazas de muerte, fuimos separados de la sociedad, nos sacaron de la escuela. No nos dejaban entrar a lugares públicos. Nadie le avisó a Gustavo que no convenía venir a Viedma. Llegó sin saber. Él fue a lo de Gentili y luego se los llevaron a Bahía Blanca”.

Perrén pudo describir lo que le llegó a contar su amigo Gustavo, ya que no habla sobre su secuestro y cautiverio: “No hubo ningún acto de humanidad, solo crueldad y preguntas, más preguntas. Un día, mientras estaba secuestrado, se sofocó. Supuestamente llamaron a un médico, le dijeron ‘abra la boca’ y le metieron una picana. Lo orinaron. Me contó que se escuchaban gritos. Le quisieron sacar los pantalones para abusar de él. Pensó que lo iban a matar. Cuando lo liberaron, lo hicieron arrodillar, despuésempezó a caminar y llegó a Carmen de Patagones. Pasó en lancha a Viedma, y fue a la casa de ‘Pelusa’ Arias. Lo sacaron inmediatamente de la ciudad”.

Antes de finalizaron su declaración, Carlos expresó: “Aquí estoy yo intentando ser la voz de él. Él no quiere hablar. Sólo quien la pasa puede entender que la situación traumática complica la existencia. Gustavo no quiere revivir, entonces yo paré de preguntarle. Cada uno lo asimila de una forma diferente. Nos hicieron sufrir un gran estigma social, duró diez años. Decían que éramos manzanas podridas. Viedma es muy chico, una generación que sabía quién éramos nosotros, entonces éramos marginales”.

“Pensé que me iban a devolver a un hombre maltrecho, pero vivo”.

Finalmente, en la audiencia 41, declaró de manera presencial en el Tribunal Oral Criminal Federal de Bahía Blanca, Mercedes Nélida Ester Oroquieta, esposa de Juan CarlosPrádanos, ingeniero agrónomo que trabajaba en el Departamento de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional del Sur y en la delegación de Hilario Ascasubi del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria. En esta última localidad, la víctima residía junto a su Mercedes y sus cinco hijos. El 21 de marzo de 1976 durante la madrugada se concretó el secuestro de Juan Carlos, en el domicilio de su madre ubicado en Darwin 639 de Bahía Blanca.

Mercedes contó que los militares la recibieron en varias oportunidades: “El general Azpitarte me recibió la primera vez en el Quinto Cuerpo. Abrió una caja fuerte y tenía un listado. Me prometió ayudarme porque fue un error. Pensé que me iban a devolver a un hombre maltrecho, pero vivo. Vi la ropa de Prádanos. No vi el cuerpo. Luego del entierro recibimos un anónimo que decía: ‘A tu marido lo matamos por error junto con otro inocente. Este es el precio que tenemos que pagar los que queremos a la Patria. Es la culpa que nos traicionaron del gobierno’”.

Sobre el final de su declaración, Mercedes expresó: “Yo vivo en paz y en alegría. Descubrí el dolor que tienen mis hijos.Quiero agradecer a los que se jugaron y confiaron. Hay que buscarle la vuelta para estar feliz”.

La próxima audiencia el 22 de diciembre, por agenda del Tribunal, comenzará a las 10.15 horas y será la última del año. La reanudación del juicio Mega Causa Zona V será luego de la feria judicial el 9 de febrero de 2023. El debate en Bahía Blanca se puede seguir de manera presencial en Lavalle y Chiclana con presentación del DNI o a través del canal de YouTube de la Subsecretaría de Derechos Humanos: www.youtube.com/derechoshumanospba 

Escuchá el informativo: https://open.spotify.com/episode/5BGqln7Fj4lfc8Rb7b429d

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