Dolores “Lolín” López Candal de Rigoni, tenía 100 años y su vida estuvo marcada por el asesinato de su hijo Roberto, secuestrado el 16 de abril de 1977 en La Matanza.
Roberto fue visto en el centro clandestino de detención “El Campito”, perteneciente a la Guarnición Militar de Campo de Mayo. Cuatro días má tarde, su cuerpo apareció en la ruta provincial N° 21 y lo enterraron como NN.
En 1981 sus restos fueron exhumados e identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense.
Nacida el 8 de mayo de 1925, Lolín llegó a Neuquén en 1965 con su familia, donde echó raíces de amor y resistencia.
“Somos luchadoras que, gracias a nuestros hijos, su coherencia y solidaridad, hemos encontrado un camino”, decía Lolín al fundar la filial Neuquén y Alto Valle.
Símbolo de los derechos humanos, Lolín nos deja una gran huella y el legado de seguir luchando por más Memoria, Verdad y Justicia.