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MARINA HERRERO: DECÍA QUE ERA BAILARINA…Y SE CONCENTRARON EN GOLPEARME LAS RODILLAS

En la trigésima novena audiencia declararon 5 testigos y restan tres jornadas de debate antes de la feria judicial programadas para el 1, 15 y el 22 de diciembre. Marina Marcela Herrero relató las torturas durante su secuestro.

Megacausa Zona V – Bahía Blanca

De manera presencial en la sede del Tribunal Oral Criminal Federal integrando por los jueces Ernesto Pedro Francisco Sebastián, Sebastián Luis Foglia y Marcos Javier Aguerrido declararon en la trigésimo novena audiencia: Alberto Manuel Villanueva, Osvaldo César Sierra y Marta Noemí Groch de manera presencial, y de modo virtual Marta Susana Menéndez y Marina Marcela Herrero.

Villanueva era comerciante del rubo fotocopias e impresiones, estuvo detenido en la Unidad 4 y recordó el nombre de otros detenidos, como el entonces presidente de la Asociación de DDHH de Bahía, Eduardo Hidalgo, Villarreal y quien fue compañero de causa, Elmo José Sierra.

Villanueva y Sierra fueron secuestrados el 17 de octubre de 1977 en el barrio Palihue de la ciudad de Bahía Blanca por orden del Ejército argentino, a partir de la actividad de inteligencia realizada por la unidad militar e investigada por el Juzgado Federal. Ese día fueron llevados a la Unidad Penitenciaria N°4 de Bahía Blanca y permanecieron privadas de su libertad hasta el 23 de diciembre de 1978, en el caso de Sierra; y hasta el 13 de febrero de 1979, en el de Villanueva luego de que su padre hiciera gestiones para que lo liberaran.

“Me retiré del domicilio en donde vivía mi novia y que luego fue mi esposa y al dirigirme a mi domicilio me interceptó una patota, ahí en la calle España y de ahí me llevaron a La Escuelita. Se manejaban en un Fiat bordó o algo así y debían ser tres o cuatro personas, vestidas de civil. No recuerdo si fue un trayecto largo o corto porque han pasado más de 40 años, pero hablando con otros presos en la Unidad 4, llegamos a la conclusión que había estado en La Escuelita. Era sistemático, porque había muchos que habían estado en la misma situación.  Ahí me vendaron y recibí golpes, torturas y el mismo interrogatorio recién fue blanqueado en la Unidad 4”, relató Villanueva.

En ese tramo de las cinco horas y media de audiencia, hubo dos cuartos intermedios porque las preguntas formuladas por el defensor de los acusados, el abogado Mercado, revictimizaban al testigo, introducía calificativos como subversiva o porque insistían en incluir nombres o datos que figuraban en un interrogatorio realizado a Villanueva en el año 1977 luego de haber sido torturado en el Ex CCD conocido como La Escuelita. Por lo cual ninguna de las preguntas se consideró procedente porque tenían la misma estructura que las que habían realizado los genocidas.

Por otro lado, también prestó su testimonio Marta Susana Menéndez y contó que se habia mudado a Bahía Blanca en el año 1973 y al año siguiente volvió a Buenos Aires, periodo que trabajó en la imprenta de Villanueva.

“El 26 de diciembre de 1977 se presentó en mi casa de CABA gente de la Brigada de Policía Federal y patrulleros de la policía 10° y me llevaron detenida a la policía 10°. Me tuvieron 45 días ahí hasta que me llevaron al penal de Bahía Blanca. Ahí me interrogaron los militares y unos días después, en el juzgado federal el juez MADUEÑO (Guillermo Federico), donde fui sobreseída o excluida no sé cómo se dice. Pero nunca se cumplió la liberación porque inmediatamente después de la declaración salió el decreto de la puesta disposición del PEN”, expresó Menéndez.

Y aclaró que nunca le habían explicado por qué la habían detenido y la información que tuvo fue por gente de su entorno. “Solo me dijeron que iba a ser traslada al penal y unos días después que era por pedido del 5° Cuerpo del Ejército, pero nunca la causa. Y la libertad la tuve recién en diciembre de 1978”.

A su vez, la testigo manifestó que mientras estuvo detenida conoció a Patricia Chabat, quien había estado secuestrada en La Escuelita.

Asimismo, declaró Osvaldo César Sierra, hermano de Elmo José Sierra, ya fallecido. Elmo Sierra era empleado municipal de ciudad de Bahía Blanca en el Concejo Deliberante, y por la tarde trabajaba en una imprenta. Fue secuestrado y llevado al ex CCD La Escuelita.

“Un día les dicen a los dos detenidos, los vamos a largar. Los subieron a un vehículo con los ojos vendados, esto todo contado por mi hermano. Anduvo ese automotor hasta que de repente se frena y les dicen: bájense y caminen para adelante y no se den vuelta ta ta ta …Recuerdo esa circunstancia porque mi hermano me contó que él dijo: que se sentirá empezando a caminar recibir un balazo por la espalda. Porque había sido muy maltrato en La Escuelita, lo habían molido a palos y él creía que no iba a salir vivo de esta. No fue asi pero siguieron caminando hasta que aparece un patrullero, los para y como no tenían documentos los llevaron detenidos. Y así fue”. 

“Mi hermano casi nunca quiso hablar del tema, pero en algunas oportunidades me contó de las torturas diarias que recibían para que confesaran cosas que, al menos él, no había hecho”, recordó Sierra. Y aclaró que había hecho varias presentaciones en la justicia federal a cargo del  juez Madueño y nunca había recibido respuesta alguna.

En cuanto al testimonio de Marina Marcela Herrero, dijo que tenía 17 años cuando padeció las distintas persecuciones y secuestro. En este momento vive en Brasil porque luego de las torturas se mudó de Bahía Blanca a Capital Federal, y en abril de 1983, debido a nuevas persecuciones, decidió mudarse al país vecino.

“Por algunas inferencias, yo llegué a la conclusión que fui detenida el 29 de diciembre de 1976. Y probablemente el motivo del secuestro, por las interrogaciones que sufrí, eran relativas a mi tío Hudy Heber Herrero, con quien yo tuve un vínculo muy fuerte, sobre todo después que mis padres se separaron y mi padre se fue a vivir a Patagones. Y él era funcionario de la Universidad del Sur y vivía en una casa con varios amigos. Unos días antes de ese 29 de diciembre, esa casa fue atacada y todas las personas que vivían con él fueron muertas…A mi tío no lo vimos nunca más. Y siempre pensamos que lo habían asesinado y desaparecido, solamente nos enteramos que estaba vivo en 2004”, narró Herrero. 

Luego contó la noche de su secuestro y las torturas que padeció “Cuando fui detenida yo estudiaba danzas en el Teatro Municipal, estaba en el 8°año, me faltaba uno para recibirme, estudiaba en la escuela La Inmaculada, estaba en 4° año, participaba de un trabajo social de alfabetización solidaria en la Villa Sánchez Elía y militaba en la agrupación PRT-ERP. El día de mi secuestro yo me estaba yendo a una fiesta de disfraces. Y salí de mi casa disfrazada de bebé. Me pasaron a buscar, luego paramos en un kiosco y me bajé a comprar cigarrillos. Como no había me doy vuelta para decirles, y ahí dos personas me agarraron, me arrastraron y me tiraron al piso de un camión chico, me encapucharon y ataron”.

A su vez, describió el registro que tenía del recorrido. “Yo en ese entonces tenía moto y recorría mucho la ciudad. Entonces me concentré dónde me estaban llevando. Y años después llegué a la conclusión que me habían llevado a La Escuelita. Es decir, porque rehice el camino de moto y acerté el lugar. Pero entonces no vi el edificio (por causa de la vegetación) y supe que le llamaban La Escuelita años después. Entonces, ya ahí, con las manos atadas atrás me acostaron es una especie de cucheta o algo así, y el piso de ese espacio era de madera, me parece…Y había dos personas ahí y un tal Vaca me desató y me puso una camisa.

Una sola vez escuché en las declaraciones ese sobrenombre. Era una persona grande, medio gordo, probablemente muy joven porque le estaban enseñando como hacer las cosas. Fue el que me puso la camisa, me ató de nuevo y me llevó hasta la sala de tortura, que era: saliendo de ese cuarto, doblando a la derecha inmediatamente, había un pasillo. Todo lo que digo es memoria corporal, porque no veía nada, solo cachitos de piso por debajo de la venda. Y en ese pasillo las baldosas eran como de cerámica con dibujitos. Y en ese pasillo, había gente en el piso, acostada, porque me patearon y me empujaron y me caí sobre ellos. E incluso uno me dio la mano.  Entonces hasta hoy tengo la imagen que esa persona que me dio la mano, me veía, porque encontrarle la mano a alguien que tiene las manos atrás no es muy fácil. En fin. Le pegaron, dijeron algo, y me siguieron empujando y lo golpearon y así me llevaron hasta la sala de tortura. Y ahí me desataron y me volvieron a atar con algo metálico las muñecas y tobillos. Y la cama era metálica, tipo la que usan los veterinarios para atender a los bichos…Y ahí vino la parte de la tortura. Yo recuerdo que eran tres personas y uno entraba y salía. Como se hablaban entre ellos, recuerdo que a uno le llamaban Tío, y era el que preguntaba. Y al que torturaba y le enseñaba al Vaca lo llamaban laucha. Bueno. Pasé por tres sesiones de torturas e interrogatorios. Con pausas y más largas más cortas y una de ellas yo estaba desmayada así que no sé cuánto tiempo pasó. Pero el interrogatorio se concentraba en: en qué andaba yo y dónde lo escondimos a mi tío. El asunto de interés era mi tío. Yo tengo la casi certeza que no sabían de mi militancia porque si no me hubieran pedido muchos más datos y que mencionara otros nombres. Pero no, solo mi tío. Y eso continuó hasta el punto de querer morirte…Cuando me sacaron, no podía hablar porque tenía hinchada la lengua y no conseguía estar de pie porque me golpearon mucho las rodillas. Tanto que tuve que hacerme injertos y un montón de cosas. Porque cuando me preguntaban en qué andaba, yo decía que era bailarina, porque estaba estudiando danzas y realmente era bailarina. Entonces se concentraron en golpearme las rodillas. Y en la parte exterior, ese Laucha dijo que me iban a soltar”.

Por último, prestó testimonio Marta Noemí Groch y relató los secuestros durante la última dictadura cívico militar de su marido Roberto y el compañero de militancia Antonio Domingo Mena. Ellos vivían en Villa Vista, identificados con el peronismo y hacían trabajo comunitario en el barrio Miramar, específicamente comedor y apoyo escolar a chicos de la Escuela 29 y 62 y en el que colaboraban muchos vecinos y también estudiantes universitarios. “Los operativos del ejército eran permanentes, llegaban al barrio, entraban a las casas, subían a los techos, recorrían los patios, y cuando ya habían revisado todo, se iban. Los vecinos estaban muy amedrentados. Unos días después de su cumpleaños, que es el 25 de julio, tipo 3 de la mañana irrumpieron en mi casa, gritando que eran policías. Él se pudo vestir y cuando abrió la puerta lo enfocaron con un reflector así que no se podía ver nada. Nos empujaron. Había por lo menos cuatro personas con las caras tapadas con media. Uno dijo, que a él lo lleven al auto y a mí al baño. Yo les pedí por mi hija que tenía dos años y estaba durmiendo. Revisaron toda la casa, no recuerdo bien el tiempo. Y en un momento se hizo silencio total, entonces salí y ya no había nadie. Protegí a mi hija y la acosté de nuevo en la cuna porque se había dormido en mis brazos…A partir de empezó la búsqueda. Los primeros días fui con Antonio Domingo Mena al ejército a averiguar, pero siempre nos decían que no sabían nada. Y a los pocos días fueron a buscarlos a él. Estaba todo el barrio muy convulsionado. La gente dormía vestida porque tenían miedo de que vengan a la madrugada, había muertos por todos lados”.

“Me da mucho dolor recordar los nombres de los chicos que participaban con nosotros y fueron asesinados, eran muy chicos, como Roberto, Robertito le decíamos nosotros, López, y Adrián Carlovich”. Ambos restos fueron identificados por la EAAF en el 2016 en el Cementerio Municipal de La Plata y se pudo reconstruir que sus cuerpos fueron hallados entre La Plata y Ensenada, junto a otro joven identificado como Juan Carlos Córdoba.

Mena ya había reconocido la voz y la tos de Roberto en La Escuelita cuando pidió ir al baño. Y ambos viajaron vendados en el auto cuando los liberaron un mes y medio después en distintos lugares.   

La próxima audiencia será el jueves 01 de diciembre a las 9 horas. El debate en Bahía Blanca se puede seguir de manera presencial en Lavalle y Chiclana con presentación del DNI o a través del canal de YouTube de la Subsecretaría de Derechos Humanos: www.youtube.com/derechoshumanospba