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MARÍA DE LOS ÁNGELES PRÁDANOS: “MI MAMÁ SABÍA QUE EL EJÉRCITO ERA EL RESPONSABLE”

Audiencia 40. En esta nueva jornada de debate del juicio conocido como Mega Causa Zona V declararon familiares y testigos sobre los casos de Juan Carlos Prádanos y Carlos Gustavo Domínguez.

Megacausa Zona V – Bahía Blanca

El juicio que se lleva a cabo en el Tribunal Oral Criminal Federal de Bahía Blanca llegó a la cuadragésima audiencia y en primer término declaró María de los ÁngelesPrádanos, hija del ingeniero Juan Carlos Prádanos, secuestrado y asesinado en 1976.

“Siempre en mi casa se habló con la verdad, siempre supimos los hechos. Él era docente de la Universidad Nacional del Sur (UNS) y del 8 al 19 de marzo viajó a Cinco Saltos, volvieron el 20 de marzo de 1976 y como se les rompió el auto, se quedó en la casa de mi abuela en Bahía, en Darwin 623. Esa noche los vecinos sintieron vehículos y voces. Hay una vecina que vio que sacaron a un hombre semi desnudo. Eso fue el 21 de marzo a la madrugada, tres días antes del golpe”, relató María sobre el secuestro de su padre.

“Dejaron todo revuelto y robaron. Mi mamá se enteró el 25 de marzo que lo habían secuestrado. Fue a hacer la denuncia. El juez que intervino fue Francisco Bentivegna, pero al mes cerraba las investigaciones. No sé si investigaba. Era cómplice o acallaba las investigaciones. Fuimos a ver a Azpitarte al Palihue, mi mamá ya sabía que ellos eran los responsables”, explicó Prádanos.

Posterior al secuestro de su padre, la familia recibió un anónimo que la testigo presentó ante el Tribunal y explicó: “No conseguíamos información. Hubo alguien del Ejército que le dijo a mi mamá: ‘a lo mejor al año aparece’. Eso a mi mamá le quedó grabado, le cerró que lo habían matado y que sabían. Dicho y hecho, un año después, en marzo de 1977 le dan un anónimo a la familia del Ingeniero Riganti, en el cual dieron precisiones de donde fue asesinado y enterrado mi padre”.

Luego de este hecho, la madre de María de los Ángeles “va a verlo a Azpitarte y este se hace cargo del traslado. Tengo las copias del Ejército donde el general le solicita al juez de General Acha que sírvase atender a las esposas de Riganti y Prádanos. Ellas van a La Adela, La Pampa, a reconocer el cuerpo: el diente de oro y las pantuflas de cuero, eran de mi padre. Los habían enterrado como NN en el cementerio”.

Pasado el reconocimiento, se realizó el entierro oficial y llegó otro anónimo diciendo “que fue un error. Mi mamá dijo que los únicos que sabían que estábamos en el entierro, eran los militares. Ella siempre tuvo en claro que ellos eran responsables. En 1984, le pidió becas al Ejército. Éramos todos escolares. Siempre los hizo cargo del asesinato de mi papá”.

María de los Ángeles Prádanos intentó investigar con el correr de los años y comentó que “la causa ‘Los masacrados de La Adela’ dio muchas vueltas. Habían sido secuestrados y torturados por gente de Bahía Blanca. Siempre estuve tratando de saber la verdad. Hablé con mucha gente. Fue una causa que estuvo en el valle de los durmientes, primero porque fue antes del 24 de marzo y después porque los cuerpos los encontraron en La Pampa, en otra jurisdicción”.

En democracia, luego de la anulación de las leyes de impunidad, cuando comenzaron los juicios de lesa humanidad en Bahía Blanca, María comenzó “a arrimar, a conocer familiares. Collazos, que fue víctima, ya fallecido lamentablemente, me dijo que cuando estuvo detenido escuchó como torturaban a un profesor”.

Sobre el final de su declaración, Prádanos dijo: “Como será que ninguno de mis hermanos quiere venir a declarar, es re contradoloroso. Mi hermana mayor ha sido de las más afectadas. Las más chicas a mi papá casi no lo conocieron. Para mí es sanador, lo tengo que transitar. Nos afectó mucho en lo afectivo. El miedo a la pérdida. Si la familia no defiende a quienes ya no están, qué podemos esperar de la justicia. Esto lo hago por mi papá, mi mamá, mis abuelos, mis tías, por toda mi familia.Hace 47 años estamos esperando justicia”.

‘Vos estás en una lista negra’

Posteriormente, fue el turno de Liliana Graciela Albizu, quien fuera alumna de Juan Carlos Prádanos en Agronomía en la UNS: “La orientación Regadío se hacía en el Alto Valle y lo eligieron a él como profesor. Comenzó en el segundo cuatrimestre de 1975 y se terminó la experiencia en marzo de 1976. Fui una de las últimas personas que lo vio con vida”, expresó la testigo.

“Días después del secuestro, la señora de Prádanos vino a casa a preguntarme qué había pasado. Yo no sabía qué decirle.Después un vecino dijo que había visto por la mirilla un falcón verde y escuchó mucho bochinche. Declaré en la Comisaría 1era, no sirvió para nada y hubo un cambio en mi vida terrible. Años después, me recibo, busco trabajo. Me llamaron para ir de Becaria al Alto Valle. Años más tarde, me dijeron que no se me renovaba la beca, en 1980. El director de INTA, me dijo: ‘lo que yo te voy a decir no te lo dije. Vos estás en una lista negra’. Un pariente que tenía contactos en la SIDE me dijo que figuraba en una listado como amante de Prádanos. Dejé mi profesión y con mi marido nos fuimos del país hasta el 84. Perdí la profesión, Prádanos perdió la vida”, relató con detalle Liliana.

“El comentario en el barrio era que se habían llevado a Prádanos”

En la audiencia 40, también declaró Marcelo Eduardo Guerra, testigo por el caso de la víctima Juan Carlos Prádanos: “Vivíamos en la misma calle que su suegra. Lo conocía de vista. Cuando volvía de la escuela, ingresaron tres vehículos a la cuadra, dos de los cuales, eran Falcon. Mi intención era pegar la vuelta y salir pero si lo hacía posiblemente me pasaría algo peor. Era una calle oscura y larga. No se veía mucho. Veo descender gente disfrazada de indios. Llegué a mitad de cuadra y ahí me pararon. No había gente con uniforme. Me pusieron contra la pared, me palparon de armas. Les dije que iba a mi casa. No me dejaron seguir para mi casa, me dijeron que corra para el otro lado”, detalló Marcelo sobre el día que secuestraron a Prádanos.

“Me metí por la calle de atrás a la casa de mis padres. Apagamos las luces. Había gente por los techos. Se escuchaban voces. Al otro día, cuando salimos a la puerta, había gotas de sangre en la vereda. El comentario común en el barrio era que se habían llevado a Prádanos”.

Guerra también nombró en la audiencia a José Pettersen, víctima en esta causa: “hizo el servicio militar conmigo y fue secuestrado, apareció meses después. Volvió sin uñas, marcado de picana por todos lados y muy afectado psicológicamente”.

“El cura muy cristianamente los sacó volando”

Finalmente, declaró a través de la conexión telemática Georgina Silvia Maders, madre de uno de los amigos de la víctima Carlos Gustavo Domínguez.

“Era muy amigo de mi hijo, de Daniel Arias, cada año venía a Viedma.Estaba con Carlos Gentile y los secuestraron en una camioneta de la Policía Federal. Una mañana, llegaron los dos muy torturados, golpeados. Los habían dejado tirados en lugares distintos”, relató Georgina.

“Comentaron que pidieron ayuda en la Catedral de Patagones, pero el cura muy cristianamente los sacó volando, entonces fueron a mi casa. Vinieron escondiéndose, llegaron sucios y mojados. Para mí no fue nada raro recibirlos. Vivíamos en el centro de Viedma.Gentile tenía la pierna sangrando, quemaduras de cigarrillos y golpes”, detalló Maders sobre las condiciones en que habían llegado los jóvenes Domínguez y Gentile.

La próxima audiencia será el jueves 15 de diciembre a las 9 horas. El debate en Bahía Blanca se puede seguir de manera presencial en Lavalle y Chiclana con presentación del DNI o a través del canal de YouTube de la Subsecretaría de Derechos Humanos: www.youtube.com/derechoshumanospba