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Juicio Brigadas de Banfield, Quilmes y Lanús

La relación entre represores argentinos y uruguayos

Por Camila Moreno | 21 de junio de 2022

El martes 21 de junio se llevó a cabo una nueva audiencia en la causa denominada “Brigadas” que investiga a Minicucci Federico y 17 acusados más por los delitos perpetrados en los pozos de Quilmes, Banfield y Lanús. Esta nueva audiencia, la número 71, se caracterizó por investigar la relación entre los represores argentinos y uruguayos, para eso declararon los sobrevivientes, Oscar Luis Viegas, Manuel Oscar Duarte y Doménico Favazza; también prestó testimonio Alejandro Corchs Lerena hijo de Elena Lerena y Alberto Corchs, ambos de nacionalidad uruguaya, desaparecidos por la dictadura argentina.

El secuestro de Oscar Luis Viegas y Beatriz Bermúdez

Oscar Luis Viegas relató que un jueves alrededor de las 2 de la mañana se despertó al oír que golpeaban la puerta. “Policía abran”, ordenaron desde afuera y él no sabía por dónde atenderlos, estaban rodeando la casa. Abrió las distintas puertas y un grupo vestido de civil ingresó seguido por su padre, quien vivía en un departamento en el fondo del terreno.

Buscaban a Beatriz Bermúdez, su esposa quien era oriunda de Uruguay.  “Venían a buscarla porque supuestamente estaba trabajando en la clandestinidad para los uruguayos y se encontraron con un argentino, con libreta de casamiento, con hijos y una familia formada”, declaró.

“Zaracho”, fue el único que se identificó y dijo estar a cargo del operativo, en el que luego de interrogarlos en el interior de la casa se llevaron al matrimonio a bordo de una camioneta tipo F100 esposados y encapuchados. Luego de media hora de viaje llegaron a un garaje y allí los separaron. Él fue encerrado en un cuarto en el que solo había un elástico de cama y un colchón manchado con sangre.

Luego de pasar un tiempo en esa habitación lo llevan a otro lado con más detenidos. Encapuchado pudo oír el sonido de armas cargándose, y reconoció que se trataban de fusiles Mauser, él había practicado en Tiro Federal por lo que sabía que no podían dispararse en un lugar cerrado como en el que estaban. No los iban a fusilar, se trataba de un simulacro.

Al otro día, luego de interrogarlo, lo llevan junto a Beatriz a reconocer una casa. Allí vivía una pareja amiga de ella, él era uruguayo y ella española. Les pidieron indicaciones del lugar, de cómo eran los ingresos y los encerraron nuevamente en el calabozo, esta vez a los dos juntos. 

Encerrados pudieron comunicarse con los detenidos de otros calabozos, entre ellos Aída Sanz, otra uruguaya amiga de su esposa, quien le contó que había tenido a su hija en cautiverio. Beatriz pudo ver a su amiga en un careo y constató que estaba golpeada y maltratada, aseguró Oscar ante el tribunal de La Plata. 

Luego de los constantes interrogatorios sobre otros ciudadanos uruguayos llegaron las extorsiones. Viegas manifestó que les pidieron plata a cambio de mantenerlos con vida, a partir de ese momento “todo contacto a través de la ventanita era para hablar de plata”, afirmó. Los llevaron hasta su casa y allí le entregaron dinero de una indemnización que tenía su suegra y fueron liberados.

Cada vez que Beatriz se encontraba sola en la casa pasaban a exigirle más plata o alhajas, las extorsiones no paraban por lo que decidieron mudarse a Los Ángeles por un tiempo. 

Aída Sanz y su compañero Eduardo Gallo Castro, también uruguayo, continúan desaparecidos. Su hija Carmen Gallo Sanz recuperó su identidad en 1999.