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Griselda Menchi: “si fuera por mí, no volvería más a Huanguelén”

Audiencia 24 del juicio Mega Causa Zona V. Declararon dos mujeres sobrevivientes de los vejámenes de la dictadura cívico militar y dos testigos citados por los casos de Prat y de los hermanos Sestito.

Megacausa Zona V – Bahía Blanca

En la vigésimo cuarta jornada de debate en Bahía Blanca declaró en primer lugar, a través de la conexión telemática, Griselda Menchi, quien por figurar en una solicitada por el asesinato de Rodolfo Gini en manos de la Triple A, fue secuestrada en noviembre de 1975 cuando tenía 20 años. Ella estudiaba instrumentadora quirúrgica en la ciudad de La Plata y el momento de su detención fue cuando estaba de visita familiar en Huanguelén.

“Hacía bastantes días que el pueblo estaba tomado por el Ejército. Podías entrar pero no salir. A la madrugada mi hermano llama a la ventana de mi pieza. Yo no quería abrir, ante su insistencia, lo veo desnudo y vendado. Entraron dos personas armadas por la ventana: uno rubio alto, con jean, mocasines y el otro morocho, con cejas tupidas, de bigote. Me vendaron, me sacaron por la ventana y me subieron a un auto custodiada con armas. A mis padres les dijeron que me llevaban por averiguación de antecedentes”.

Menchi relató que la bajaron del auto en una zona de campo. “Había viento. Entramos a un lugar con piso de madera. Antes del interrogatorio, me pasaron una cadena por el cuello y las muñecas. Tenía dos personas que me sostenían, preguntaban por gente que ya estaba presa, compañeros de la secundaria. Siempre insistían que dijera la verdad porque me conocían. Me decían que pertenecía al ERP, yo no sabía lo que era. El morocho que había entrado a mi casa, era el que me interrogaba”.

Luego de dos días de calvario, la volvieron a trasladar: “Era de día. Cuando me bajaron, un señor me dijo que me iba a cuidar. Me bajó la venda, me tapé de la luz solar y luego vi que era el comisario del pueblo, un tal Ulloa. Me ingresó en su despacho personal y no a un calabozo”, expresó Menchi.

“A cada rato entraba, me decía que si yo me dejaba, me concedía la libertad. Me lo sacaba de encima, trataba de esquivarlo. Hasta que al cuarto día a la mañana, me agarró media dormida: no puedo olvidarme de la camisa roja de seda, pantalones negros, perfume espantosamente fuerte. Me violó, me desmayé y cuando despierto me estaba atendiendo el médico Fredy Miriuka, profesor de higiene en cuarto año del secundario. Hoy vive en Huanguelén, ejerce de médico. A la tardecita me largaron y Ulloa volvió como si nada”.

Tiempo después de su liberación, Griselda contó que “soñaba, miraba la ventana y veía a ese señor morocho. Empecé una nueva vida en La Plata y nadie supo lo que me había pasado. Mis padres me acompañaron porque yo tenía mucho miedo. Pasó tiempo en que no volví al pueblo. Cuando regreso, recuerdo todo. Si fuera por mí, no volvería más a Huanguelén”.

Posteriormente, brindó su testimonio Néstor Luis Balderrama que declaró a través de la plataforma Zoom desde la Fiscalía de la ciudad de Neuquén. Fue citado como testigo por el caso de Sirio Esteban Prat, trabajador de YPF y Secretario Adjunto de la CGT Villarino, que fue detenido en Algarrobo en julio de 1976. Balderrama afirmó que “cuando vino la democracia, le reconocieron a Prat que estuvo preso y lo re incorporaron en YPF”.

“A la planta iban militares de alto rango. Nos dieron una tarjeta naranja que decía ‘Ministerio del Interior’, para poder pasar a trabajar pero igual nos demoraban. No se podía ni hablar. Con mi esposa embarazada teníamos inconvenientes para desplazarnos. Una vez yendo al hospital nos detuvieron, nos insultaron y nos dijeron de todo”, declaró Balderrama.

Luego fue el turno del escritor Emilio Pauselli, citado a declarar por los casos de los hermanos Juan y Silvio Sestito, quienes militaban en la Federación Juvenil Comunista. Pauselli relató que junto al abogado Carlos Massolo hicieron algunas gestiones para dar con el paradero de Juan y Silvio: “Buscando información el doctor descubrió que ambos tenían la nacionalidad italiana y como él tiene una relación especial con el Cónsul, dijo que le iba a consultar. Hizo averiguaciones y le informaron que estaban en el V Cuerpo de Ejército”.

“Fui personalmente a solicitar una entrevista, me recibió un Coronel que afirmó que no había personas detenidas. Unos días después fueron liberados”, dijo Pauselli que antes de concluir su testimonio, reconoció su firma en un habeas corpus presentado en diciembre de 1975 y ofrecido como prueba por la Fiscalía.

“Considero que la picana en los genitales reiteradamente, el manoseo y la desnudez, es un abuso sexual”

Por último, el Ministerio Público Fiscal propuso la reproducción audiovisual del testimonio de María Emilia Salto, que se llevó a cabo el 6 de septiembre 2011 en la Causa Bayón. Periodista, militante peronista, estuvo detenida en la dictadura de Lanusse y luego fue secuestrada en Barrio Noreste de Bahía Blanca en diciembre de 1975 junto a Laura Manso y Daniel Bombara.

“Una persona de civil me apuntó con una pistola y me llevó a un patrullero blanco que decía ‘Policía de provincia de Buenos Aires’. Sabía lo que se venía, porque estuve detenida años antes. Salté sobre el oficial para que me tire pero no lo hizo. Esto les dio excusa para que se ensañen conmigo en las torturas. Laura y Daniel estaban en el patrullero. Me vendaron y nunca vi a nadie. Lo que relato, es según mis otros sentidos. Siempre nos manejaron a los tres juntos”.

Saltó detalló que “mientras torturaban a uno, los demás estábamos ahí cerca. Me desnudaron y me ataron sobre algo de metal. Hubo un aluvión de preguntas y de insultos. Me aplicaron picana eléctrica en los mulos, en los genitales, en los senos. Cuando se enteraron que yo había sido amnistiada y que organizaba la JP Río Negro, fue peor la tortura. Considero que la picana en los genitales reiteradamente, el manoseo y la desnudez, es un abuso sexual”.

Según cuenta la víctima, a Bombara le pegaban mucho. Él tenía la respiración muy agitada. Gemía. Hasta que de pronto hubo un silencio absoluto. Silencio de muerte. Susurros. Insultos. Puertas que se abren y se cierran. Nos subieron a un vehículo y tiraron algo al lado mío. Ese cuerpo se bamboleaba, no emitía sonido. Tengo la absoluta certeza de que se les murió y era Bombara”.

En otro pasaje de su relato, Salto contó que cuando estuvo detenida en la cárcel de Olmos, el Juez Madueño la visitó pero no le hizo preguntas. Un secretario tomó nota. Me dijo que se iniciaba una causa por tenencia de material subversivo. Al tiempo, recibí una comunicación que decía que había sido sobreseída provisoriamente porque el V Cuerpo de Ejército no presentó pruebas que decía tener”.

Finalmente, María Emilia Salto habló de las secuelas que le quedaron por las torturas Cuando estuve en mi casa no quería salir de mi casa, me quedaba sentada mirando la calle. Me di cuenta que estaba reproduciendo la cárcel pero yo tenía la llave. Empecé a buscar trabajo. Tuve y tengo pesadillas. Me costó identificar el proceso depresivo crónico. Tengo permanente sensación de sobresalto de cualquier autoridad. Me quedo paralizada”.

La próxima audiencia será el 18 de agosto a las 9 horas. El debate en Bahía Blanca se puede seguir de manera presencial en Lavalle y Chiclana con presentación del DNI o a través del canal de YouTube de la Subsecretaría de Derechos Humanos: www.youtube.com/derechoshumanospba