El juicio por delitos de lesa humanidad cometidos en la región centro bonaerense, conocido como “La Huerta”, alcanzó las 26 audiencias este viernes, con tres nuevos testimonios.
Audiencia 26.
Uno de ellos fue el de Martín Aníbal Puggioni, quien declaró sobre los hechos ocurridos con su padre Jorge Floreal Puggioni y su abuela Lidia Queiruga. Lidia fue detenida en febrero de 1977 y llevada a la Comisaría 2° de Tandil y acusada de extremista mientras la interrogaban.
En la dependencia vio detenido a su hijo Jorge Floreal. Dos meses después, serían detenidos nuevamente y sometidos a interrogatorios y torturas en la Comisaría 1ra. Martín tenía apenas dos años pero recuerda claramente las vicisitudes transcurridas por la familia, la discriminación y el señalamiento social.
Los otros dos testigos declararon sin público en la sala de audiencias y se cortó la retransmisión en Tandil y Azul. Esto se debió a que la víctima del caso, quien declaró en la audiencia anterior, pidió que se resguardara su derecho a la intimidad frente a la sensibilidad y dureza de los hechos que debía relatar.
El derecho a la intimidad es un derecho fundamental, por lo tanto, en el contexto de una audiencia judicial, es posible que se permita a un testigo solicitar el desalojo de la sala de audiencias si se considera que su derecho a la intimidad está siendo violado de alguna manera.
Recordemos que el Tribunal Oral Federal Criminal N° 1 de Mar del Plata realiza las audiencias de manera mixta y por medios telemáticos, y también son retransmitidas en el Aula Magna de la Unicen en Tandil y el Centro de Postgrado de la Facultad de Derecho en Azul.
Durante la audiencia anterior, desarrollada el pasado 17 de febrero, también declaró Ana María Holsbach, quien relató los padecimientos sufridos por su hermano Juan Ramón Holsbach durante su detención.
En el marco de las múltiples detenciones ilegales de militantes universitarios peronistas que se realizaron el 22 de agosto de 1975, Juan Ramón fue privado de su libertad junto a Carlos Alberto Corbalán. Fueron alojados en la Comisaría 2°de Tandil y llevados a la 1° para ser torturados ferozmente. Holsbach pasó por el Penal 7 de Azul, la cárcel N° 2 de Sierra Chica y, finalmente, lo trasladaron al Penal de Olmos.
Por las condiciones de detención, la tortura, los malos tratos y la falta de asistencia médica, Juan Ramón fue afectado gravemente en su salud mental, condición que mantuvo el resto de su vida y hasta su muerte.
Nota realizada por Soledad Restivo (Agencia Comunica / RU 90.1/ UNICEN) en el marco del convenio entre la Subsecretaría de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires y la Universidad Nacional del Centro de la provincia de Buenos Aires (UNICEN)