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ANA LAURA MERCADER: “NO VA A HABER NUNCA MÁS HASTA QUE NO SE COMPLETEN ESTOS PROCESOS JUDICIALES”

Declaró en relacion a los casos de su madre y su padre secuestrados y desaparecirdos en 1977.

Lesa Humanidad

Ana Laura Mercader es hija de de Mario Miguel Mercader y de Anahí Silvia Fernández, ambos militaban en la organización Montoneros y fueron secuestrados en La Plata. Desde su creación en 1995 ella forma parte de H.I.J.O.S. Regional La Plata y ha luchado incansablemente por Memoria, Verdad y Justicia. 


En 2012 Ana Laura declaró como testigo en el Jucio Circuito Camps en relación al secuestro y desaparicion de su mamá y su papá, del mismo modo que ha participado de innumerables audiencias de distintos juicios por crímenes de lesa humanidad acompañando a sus compañeras y compañeros de H.I.J.O.S. Nueve años después de aquella histórica sentencia Ana Laura volvió a prestar testimonio, en esta oportunidad lo hizo en el Juicio Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes y el Infierno que se celebra en el Tribunal Oral Federal N° 1 de La Plata. 


En función de las restricciones inherentes a la presencialidad en las audiencias, Ana Laura optó por declar desde la sede de la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires ubicada en calle 53 esquina 8 de la Ciudad de La Plata: “Decidí ir a la Subse porque me acercaba más a mis compañeres y porque me sentía mas contenida, no quería estar en mi casa sola”.


Ana Laura comenzó tu testimonio jurando decir la verdad en memoria los 30.000 Desaparecidos e hizo un pormenorizado relato de la circunstancias en las que Mario Miguel Mercader y Anahí Silvia Fernández fueron secuestrados junto a ella y su hermana María: “Pude reconstruir esta historia por los relatos de mis abuelas,  vecinos que estuvieron presentes, sobrevivientes que compartieron cautiverio con mis padres y por todo lo que yo he podido reconstruir e investigar en relación a los hechos del secuestro”. 


La testigo explicó que en horas de la mañana una patota de unos 20 hombres vestidos de fajina ingresó a la vivienda ubicada en el barrio platense de Tolosa, Anahí se encontraba con las niñas (Ana Laura de cuatro años y medio y María de cuatro meses) y Mario había salido a trabajar. Luego de interrogar a Anahí y a la joven que cuidaba de las niñas también interrogaron a Ana Laura acerca del paradero de Mario, a pesar de ser una niña. La patota se quedó en el interior de la vivienda a la espera de que Mario regrese de su trabajo: “Mi mamá le reptía todo el tiempo el teléfono de mi abuela  a la chica que nos cuidaba para que nos pudiera ir a buscar, ya suponía que iba a pasar lo que luego aconteció”.


En su declaración continuó explicando que Mario llego en horas de la tarde y Anahí le gritó para alertarlo de la presencia de la patota, pero al intentar saltar una medianera fue herido por un disparo en la pierna y fue trasladado del lugar en una ambulancia. Luego llegó al domicilio el genocida Ramón Camps y dio la orden de llevarse a Anahí y de dejar a las niñas con la familia de la muchacha que las cuidaba, horas más tarde las niñas fueron recuperadas por sus abuelas: “A partir de ese momento nosotras vivimos durante la semana con mi abuela materna y los fines de semana con mi abuela paterna, ellas fueron quienes nos criaron amorosamente a quienes tanto mi hermana com yo les debemos todo lo que hemos podido con esto que ha sido tan traumático”.


Ana Laura explicó al tribunal que a partir de ese momento, sus abuelas Monona Mercader y Elba Férnandez comenzaron la búsqueda incansable de Mario y Anahí: “Hiciernos habeas corpus, trámites en la CONADEP, en el Miniterio del Interior y el Arzobispado de Buenos Aires, pero todas las respuestas a esta busqueda fueron negativas.Tiempo después pudimos saber por los sobrevivientes Claudia y Luis Favero que mi mamá y mi papá habían compartido cautiverio con ellos en la Comisaría 5ta de La Plata”. A partir de ese momento Elba y Monona comezaron a militar en Madres de Plaza de Mayo. En relación al proceso de justicia y al hecho que que sus dos abuelas hayan fallecido Ana Laura explicó : “Pienso en esta justicia, tan tardía y en que ellas no pudieron ver a los genocidas condenados”. 


Los restos de Mario Miguel Mercader y Anahí Silvia Fernández Fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropología forense en 2009: “Fue algo que no esperábamos, la desaparición a generado muchísima incertidumbre, la espera genera muchísima ansiedad, una sabe que es muy difícil encontrar los restos, ya habiendo pasado tantos años y sabiendo que ellos no estan vivos. Fue la materialización de la desaparición y la muerte” explicó Ana Laura: “Pudimos saber que fueron fusilados” concluyó.


En relación al hecho traumático que significa ser víctima directa del Terrorismo de Estado y cómo fue su vida después del secuestro y desaparición de su mamá y su papá en relación al proceso de justicia Ana Laura consideró: “Quiero destacar lo que nos costó y que nos sigue costando transitar el trauma por el que pasamos, esto es algo inconmensurable”. Además explicó que es necesario que, a 45 años del horror hay que completar los procesos judiciales para que las víctimas y toda la sociedad puedan completar la elaboracion de sus historias personales y colectivas, y agregó: “Los hijos y las hijas nos hemos pasado la vida intentando completar nuestra identidad y nuestra historia”.


Antes de finalizar su testimonio la testigo consideró: “La pregunta que yo le hago a la justicia es cuántos años tenemos que sobrevivir para poder vivir en paz, cuánto tiempo más necesitamos para que se unifiquen las causas, para que haya sentencias firmes. La verdad es que no queremos seguir sintiendo esta incertidumbre y sintiendo la duda de que si vamos a llegar a ver a estos genocidas que hoy se están muriendo y que además tienen privilegios, no estando en cárceles sino en sus casas. Es decir si vamos a llegar a ver que se haga justicia”. Ana Laura Mercader concluyó su testimonio con la siguiente afirmación: “No va a haber Nunca Más hasta que no se completen estos procesos judiciales”.
 

Los hechos que se juzgan
El juicio por los pozos de Banfield y Quilmes unifica una serie de causas, la primera de ellas  elevada a juicio hace ocho años. Se trata de dos de los centros clandestinos de detención más grandes que funcionaron en la Provincia de Buenos Aires durante la última dictadura cívico-militar. 


En el caso de El Infierno  se investigará la responsabilidad de cuatro policías de la Provincia de Buenos Aires y un civil por los delitos de privación ilegal de la libertad y aplicación de tormentos, hechos incluidos dentro de la categoría de crímenes de lesa humanidad, cometidos en el ex CCDyT “El Infierno” ubicado en Avellaneda.


El Tribunal Oral Federal N 1 de La Plata está conformado por Walter Venditti, Esteban Rodríguez Eggers y Ricardo Basílico, mientras que por el Ministerio Público Fiscal intervienen Hernán Shapiro, Gonzalo Miranda y Juan Martín Nogueira. 


A través de la Dirección de Querellas por Crímenes de Lesa Humanidad y Leyes Reparatorias de la Subsecretaría de Derechos Humanos,  la Provincia es querellante en este debate en el que se investigará la responsabilidad de los imputados por los delitos de privación ilegal de la libertad, aplicación de tormentos, homicidio calificado, abuso sexual con acceso carnal y sustracción, retención y ocultamiento de menores.  La Dirección de Grupos en Situción de Vulnerabilidad acompana a las víctimas y familiares en este juicio.


Seguí las audiencias de este juicio por crímenes de lesa humanidad los días martes a las 10:00 horas en: http://www.laretaguardia.com.ar/