En este tercer tramo del juicio por crímenes de lesa humanidad cometidos en la Comisaría 5ta de La Plata prestó testimonio de modo presencial, Blanca Noemí Rossini.

Día 20 del juicio de lesa humanidad
La Subsecretaría de Derechos Humanos de la Provincia es querellante en este juicio a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 1 de La Plata, integrado por Karina Yabor, Ricardo Basílico y Andrés Basso, que juzga a los represores José Ignacio Saravia Day, Jorge Antonio Bergés y Pedro Raúl Muñoz.
El testimonio de Teresita Casino, que se iba a llevar a cabo en forma remota en esta audiencia 20 del jueves 20 de febrero, no pudo realizarse por problemas de conectividad y fue convocada para la próxima audiencia, el día 6 de marzo.
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Blanca Rossini era estudiante de la facultad de Ciencias Jurídicas y Salicales y militaba en el Partido Socialista de los Trabajadores (PTS). En condición de testigo, contó que la detuvieron “el 7/ 7 /1977, en la madrugada, entraron a mi casa en Calle 489, entre 27 y 28, de City Bell. Irrumpieron 10 o 12 personas armadas de civil, invadieron la casa y los techos. Estábamos con mi hermana, mi hermano, mis padres y mi abuela”. La patota que ingresó a su casa se identificó como de la policía.
Les dijeron que buscaban armas, y dijo que siempre pensaron “que me llevaban a Robos y Hurtos. Me encontré con una mujer, Georgina Martínez, que me cuenta que detuvieron también a su hermano y que no tenían noticias”, recordó Blanca.
Cuando se la llevaron al Pozo de Arana, hacía 14 hs que estaba sin comer ni dormir, y relató que en ese lugar “se escuchaban gritos de tortura, creo que a la mañana siguiente me llaman, me interrogan, me preguntan nombres, gente de la facultad y como no sabía, se enojaban y más me pegaban”.
“Estas hijas de puta acá no saben nada pero afuera te matan”, decían.
Luego, continuó detallando lo vivido en los lugares donde estuvo detenida. “Me sacan destrozada y me llevan a Comisaría 5ta, ahí me reencuentro con Georgina y con otras 5 o 6 mujeres. Los primeros 15 días estuvimos juntas, con miedo a que nos torturaran o nos llevaran. Una madrugada, entran 3 oficiales, nos pusieron de espalda y dijeron: ‘¿Qué cola te gusta más?’. Eligieron a la odontóloga y se la llevaron, Fue terrible. Vuelve a las 4 horas toda quemada, toda lastimada. ‘No me hagan preguntas’, nos dijo y se puso en una esquina de la celda, en un estado que yo pensé que se moría. La violaron, la quemaron. Con los días nos contó que era montonera y que no le iban a sacar nada. Fue un milagro que no nos desbordáramos, fue un privilegio”.
Y agregó que una tarde “entró un auto grande, creo que era un Falcon. Nos nombran a Georgina y a mí y nos llevan. Nos despedimos como si nos fueran a matar. Íbamos con mucho miedo, viajamos con otra gente, como dos horas. Al resto no los volvimos a ver. Nos llevaron a un primer piso con otras chicas detenidas. El piso era enrejado, se veían los movimientos de los detenidos en el primer piso. Nos permitieron bañarnos, nos dieron de comer, lavamos la ropa y la secamos con unos calefactores. A la mañana nos volvieron a llevar a la Comisaría 5ta, nunca supimos por qué”.
“Estuvimos otros quince días, pero ya sin tanta tensión, no nos molestaban tanto a la noche, ya no nos enfocaban con autos a la noche, no nos golpeaban las puertas. Un día, entra un auto, nos ilumina, nos suben a un Falcon y nos llevan otra vez a Georgina y a mí a Robos y Hurtos creo, diciéndome que nos iban a liberar y a devolver nuestras pertenencias y los documentos, que no nos devolvieron nunca nada. Nos decían que seguro habíamos aprendido las cosas que no se hacen…”
Cuando la liberaron luego de 32 días de cautiverio, recordó que dijeron “A estas las vamos a dejar cerca de 13 y treinta y algo”, dijeron. Había otras dos personas, éramos 4. Nos dejaron en una zanja en 13 y 32, que estaban haciendo unas construcciones. Nos dijeron: ‘cuando no escuchen más los ruidos de los motores, salgan’. Vamos a la casa de Georgina que vivía por ahí, tocamos el timbre, salió la madre que se desmayó, yo llamé a mi casa y me fueron a buscar mi papá y mi hermana”.
La testigo respondió algunas preguntas puntuales como cuándo fue que le vendaron las ojos; sobre el hombre de Comisaría 5ta que les daba comida todos los días; sobre si las familias hinchieron presentaciones judiciales mientras estuvieron detenidas (a lo que dijo que sí, que presentaron habeas corpus, se presentaron ante la iglesia), y contó que el cura Christian Federico Von Wernich las visitaba con un médico que era “pelirrojo y gordito”. “Pero no les importábamos, ‘hoy están vivas y mañana no se sabe’, nos decía”.
Finalmente, en relación a las consecuencias que padece tras haber transitado esos días de tortura, dijo que fueron terribles, que fue “lo peor que me pasó en la vida, porque el miedo después no lo perdimos nunca. No podía dormir, tuve que hacer una terapia con una psiquiatra, perdí dos embarazos. Pero yo dije no me van a ganar, porque si lo hicieron para cambiarnos la forma de pensar, no me van a ganar”.
En cuanto al testimonio de Teresita Casino, la testigo fue convocada para la próxima audiencia, el jueves 6 de marzo junto a un nuevo testigo, ya que problemas de conectividad le impidieron dar su declaración en el día de la fecha.
La próxima audiencia quedó programada para el jueves 6 de marzo a las 11 hs.