La Subsecretaría de Derechos Humanos de la Provincia es querellante en este juicio que tiene 12 imputados en delitos de lesa humanidad cometidos contra 74 víctimas.
Este martes 17 de septiembre desde la ciudad de Pergamino, el Tribunal Oral en lo Criminal N° 1 de Rosario avanzó en la audiencia 14 con el juicio que juzga delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico militar en la jurisdicción del Área Militar 132, que abarcaba gran parte del noroeste de la provincia de Buenos Aires integrado por los partidos de San Nicolás, Ramallo, San Pedro, Baradero y Pergamino.
En esta oportunidad prestaron testimonio ante el TOC N° 1 integrado por Román Lanzón, Eduardo Rodríguez Da Crus y Elena Beatriz Dilario, testigos de la localidad de Colón, provincia de Buenos Aires: Víctor Calvigioni, Julio Bentos Álvarez, Roberto Cotilli y Mónica Cotilli.
Víctor Calvigioni trabajaba como periodista en Colón 12 y empezó relatando una entrevista que le hizo en el 2012 al ex policía Carlos Enrique Rocca, cuya ex pareja vivía en la casa de Rivadavia 954 de Pergamino, donde habitaban la pareja María Cristina Lancillotto y Carlos Santillán y que luego de una allanamiento y un tiroteo durante la dictadura cívico militar fueron secuestrados y desaparecidos.
De este modo, dijo que al preguntarle a Rocca por esa casa le confirmó que él habia vivido en ese domicilio hasta que se separó de su pareja; y que se la había dado el policía Antonio Bossie.
“Rocca vivía en una pensión, no me acuerdo la calle, tampoco ahora, y debía dos o tres meses de alquiler, entonces un policía le avisó a Bossie y ahí este le entrega la casa a Rocca”…”Y lo que averigüé es que aún hoy siguen viviendo en ese lugar”.
En segundo lugar declaró Julio Bentos Álvarez, quien militaba en el ERP y fue secuestrado en 1976 en su domicilio de Campana luego de que Carlos Santillán retirara los hijos que se habían quedado al cuidado de ellos.
“Aparentemente fuimos hasta la prefectura, después de la prefectura de Zárate, por la distancia, incluso por la bajada que en ese momento había una bajada muy pronunciada para llegar a la prefectura. De ahí hemos salido y por la distancia, el recorrido, que yo más o menos tengo conocimiento porque yo era repartidor de productos de limpieza, me llevan al gobernador Castro y ahí me torturan me torturan, me torturan con picana eléctrica, con submarino, golpes, golpes. Y ahí no puedo precisar porque fue una eternidad de tiempo, para uno que está en esa situación, este bueno, ahí soy torturado varias veces y nos tienen un tiempo, un año y de ahí bueno ya nos llevan a la cárcel de San Nicolás. En la cárcel estoy este clandestino, en los calabozos estoy clandestino hasta que, no puedo tampoco precisar, fue mi señora a llevar a mi hija y ahí me legalizo”, relató.
Luego de eso Julio describió la serie de torturas físicas y psicológicas que fue padeciendo en el resto de los lugares donde estuvo detenido, desde la cárcel de Caseros, Devoto y luego Rawson, hasta que recuperó su libertad el 30 de julio de 1984.
Finalmente testimoniaron Roberto Cotilli y Mónica Cotilli, hijos del militante peronista, integrante de la CGT, y secretario del SEC (Sindicato de Empleados de Comercio) de la localidad de Colón, Roberto Cotilli, que en ese momento trabajaba en una Cooperativa Agroindustrial de esa localidad.
Roberto hijo tenía 9 años en 1976 y recordó la detención de su padre, alojado primero en la comisaría de Colón y luego en la cárcel de San Nicolás, “pero no sé por qué no existe el registro”, dijo.
“Lo que conozco es que el intendente en su momento el señor y el cura párroco atendieron especialmente su caso porque fueron a San Nicolás a hablar con los gendarmes o a la comisaría, no sé dónde habrán ido, para tratar de sacarlo de la cárcel…hecho que lo lograron, lo lograron traer”, relató.
En cuanto a Mónica, recordó que su familia era muy politizada, que incluso eso se veía en las reuniones familiares, que era casi natural y “que hoy ella lo veía como todo más violento” , opinó Mónica.
Y dijo que ella a pesar de tener en ese entonces 11 años, sabía lo que sucedía en el país e hizo foco en el día que fue detenido su padre, cuando fue a su lugar de trabajo y la interceptó un militar. “Recuerdo que tenía un, no sé, una Ithaca supongo que sería, tenía un arma y me quedé intimidada y muy asustada y no sé qué hice después en ese periodo de tiempo, porque no sé si deambulé por la ciudad, no sé qué me pasó, dónde estuve. Sí sé que después fui a Empleados de Comercio y estaba mi tía que trabajaba en OSECAC y eran dos oficinas contiguas, y me dijo que se habían llevado a mi papá. Que habían revisado empleados de comercio del sindicato, la biblioteca del sindicato, y que habían ido al sótano y revisado, que buscaban cosas que no había”, expresó.
La próxima audiencia quedó fijada para el lunes 23 de septiembre a las 11 hs.