Lo dijo Pedro Luis Nadal García, nieto recuperado que relató su historia en el juicio oral y público conocido como “Brigadas”.
En el marco de la Audiencia 111, Pedro Luis expuso durante casi cuatro horas su contundente relato ante el tribunal TOF N° 1 de La Plata, que continua con la fase de testigos en el juicio oral y público por los delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico militar. Y específicamente se abordan delitos cometidos en los centros clandestinos de detención tortura y exterminio Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes y Brigada de Lanús.
Pedro Luis Nadal es hijo de Hilda Magdalena García, quien continúa desaparecida, y Jorge Nadal. Hilda nació en la provincia de Chaco, militaba en el PRT-ERP, y junto a su compañero Jorge tuvieron dos hijos, Carlos Alberto nacido en 1974 y Pedro Luis el 29 de mayo de 1975.
Jorge se encontraba detenido por razones políticas cuando el 5 de marzo de 1976, Hilda fue secuestrada junto a Pedro frente a la Brigada de Investigaciones de Quilmes, provincia de Buenos Aires. Ese día, su hermano Carlos, se encontraba al cuidado de compañeros de la pareja y fue llevado a sus abuelos paternos.
En 1979, cuando Jorge salió del país luego de ser liberado y se exilió en París, se reencontró con su hijo mayor y desde allí realizó la denuncia sobre la desaparición de Pedro ante Abuelas de Plaza de Mayo. Y luego de un largo proceso de investigación se constató que Pedro Luis fue apropiado por el policía de Quilmes, Luis Alberto Ferián, quien prestaba servicios en la Brigada de Investigaciones de Quilmes y la partida de nacimiento falsa de Pedro había sido firmada por el médico policial Jorge Antonio Bergés.
De este modo, en el 2004 logró conocer su verdadera identidad y reencontrarse con su padre, su hermano y el resto de su familia. “Ese año me llega una citación para declarar en una causa. El juez, Arnaldo Corazza, me cuenta que había sospechas de que yo podía ser hijo de desaparecidos. Respondí que siempre había tenido dudas, pero que nunca me había puesto a averiguar. Me invitó a que me hiciera un ADN, le dije que sí. Pasó un mes, ordenó el análisis, y dos meses más tarde me vuelve a llamar. En ese lapso refloté las ganas de indagar en la familia, entre la gente cercana, y causé bastante revuelo queriendo saber”, relató Pedro Luis.
Con respecto a su familia apropiadora, relató que le habían dicho que había sido abandonado, “y por eso yo vivía con Yolanda como hijo adoptado. ‘Tu madre te abandonó, yo te crié’. Me pesaba la figura del abandono, quizá por eso, en un momento, me dijo que mi madre había muerto en el parto. No ayudó mucho. La última versión, entre mis 8 y 9 años, fue que mi madre no había muerto, sino que mis abuelos la habían obligado a entregarme porque no querían que tenga un hijo”.
También declaró la sobreviviente Susana Capobianco y Silvia Cartasso, quien profundizó la historia de Hilda Magdalena García.
Susana Capobianco militaba en la JP, declaró de forma virtual y contó que un grupo de militares llegó el 27 de enero 1977 a su casa de Bernal (Quilmes) preguntando por otro compañero de la organización y llevaron a una persona que conocía de la facultad que le contó que había sido torturada. Luego describió las torturas psicológicas y las amenazas padecidas en la vivienda antes del traslado al Pozo de Quilmes.
“Por debajo de la venda, veo que anotan datos en un libro, alguien me toma de los pechos y otra persona le dice ´no, a esa no´. Subo por una escalera, me meten en un calabozo en el que había solamente un colchón y dejan la puerta un poco abierta. El lugar tenía una forma de L, yo me quedo en los primeros calabozos pero al rato escucho la voz de Cristina, que se encuentra con su mamá. Se sentía culpable porque habían levantado a gente a través de sus dichos en las torturas”, recordó Susana.
En cuanto a Silvia Cartasso, compañera de militancia de Hilda Magdalena García, también declaró en La Plata y expresó: “Teníamos muy presente lo que era la represión, que estaba prohibido ser peronista. Todos sabíamos que no podíamos decir nuestros nombres o datos personales”; y enumeró a diversas personas que fueron desaparecidas en diciembre de 1976 cuando allanaron una casa de ubicada en Vicente López. Luego contó que se alejó del grupo por diferencias políticas y se fue a Uruguay.
También recordó a Riveros, que está desaparecido y a Eloísa Castellini, que tuvo a su beba en el Pozo de Banfield. Y continuó: “A mi gran amiga Isabel Acuña, al marido Oscar Gutiérrez, a la hermana de Isabel, Eva, y su marido, que era Hugo, se los llevaron. Isabel estaba embarazada de siete meses, a la hija de Isabel la recuperaron, estaba en manos de un policía del Pozo de Banfield…Claudio Logares y Mónica Grispon de Logares, de la Facultad de Agronomía, también se los habían llevado y que la hijita, Paula, apareció mucho tiempo después, había sido apropiada por un policía de Banfield”, apuntó Silvia.
“En Guernica, mataron a Batata Sánchez, a Carlitos, un nene de 2 años, y lo último que se supo de Hilda (Magdalena García) es que la vieron corriendo, con un nene en brazos. Fue muy impactante saber todo esto”, amplió.
El juicio pasó a un cuarto intermedio hasta el próximo 1 de agosto; en tanto que el 8 de agosto se llevará una inspección ocular en el Pozo de Quilmes.